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Todas tienen índices de contaminación mayores a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, y sus cuatro alcaldes (Manuela Carmena de Madrid, Shadiq Khan de Londres, Anne Hidalgo de París y Miguel Ángel Mancera de Ciudad de México) se han comprometido a prohibir definitivamente los vehículos que funcionen con combustible diesel de aquí a 2025.
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El compromiso lo han adquirido en el marco de la Cumbre de Alcaldes C40: Ciudades Liderando Acciones Climáticas. Según la OMS, 7 millones de personas mueren al año por culpa de la polución en el aire. Y en todas estas ciudades, la capa gris que impide ver más allá de unos cuantos edificios rascacielos y empaña el ambiente son ya parte del paisaje natural. Cosa contra lo cual los alcaldes quieren luchar.
El acuerdo también incluye el fomento al uso de los vehículos híbridos, eléctricos o a base de hidrógeno. Y también una fuerte inversión en la infraestructura adecuada para este tipo de transporte.
En París, la alcaldesa Anne Hidalgo lleva mucho tiempo luchando contra el lobby del diésel, y ya ha conseguido restringir la circulación de este tipo de autos: ahora deben tener máximo 10 años de antigüedad.
En Ciudad de México la cantidad de polución duplica al recomentado por la OMS. El alcalde Miguel Ángel Mancera está fomentando el uso del metro y del transporte público, y además está implementando una red interconectada de bicicletas y ciclovías para fomentar su uso en una ciudad donde el tráfico es un problema diario.
Madrid, por su parte, ya cuenta con zonas bajas en emisiones, por lo que la circulación de vehículos está limitada. Según el diario El País, la meta de eliminar los automóviles diésel podría conseguirse 5 años antes de lo pactado, en 2020.
Londres, que históricamente ha tenido problemas con la contaminación del aire, podría ver ampliada su zonas de emisiones bajas, una promesa que hizo el alcalde Shadiq Khan en su campaña electoral. De todas maneras, grupos y ONGs relacionadas al tema medioambiental están presionando a los gobiernos para encontrar soluciones que, según exponen, no sólo aquejan a las grandes ciudades, sino que a todo el país.
PUB/FHA