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El avión presidencial de Estados Unidos, conocido como Air Force One, saltó a la agenda pública luego que el mandatario electo, Donald Trump, asegurara que revisaría la compra de dos nuevas aeronaves dado su alto costo.
«¡Que se cancele la orden!», afirmó Trump en un mensaje por Twitter. «Boeing está construyendo un nuevo 747 Air Force One para futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de 4.000 millones de dólares», afirmó.
Estas palabras no dejaron de llamar la atención, pues lo que se conocía era que los dos nuevos aviones presidenciales modelo 747-8 tenían un valor de 1.650 millones de dólares.
Para dimensionar los dichos del futuro presidente de EEUU, revisamos la historia de estas aeronaves y sus principales características.
Por dentro
Según las propias especificaciones que entrega Boeing, el avión del presidente estadounidense tiene un poco más de 371 metros cuadrados y cuenta con una sala de conferencias que también sirve de comedor, dos dormitorios (uno para el mandatario y el otro para la primera dama). También posee un área de oficina para los funcionarios de alto grado.
A parte, tiene otra zona de oficina que también está habilitada para convertirse en una enfermería. Tiene un área de trabajo y descanso para el personal de la presidencia, representantes de la prensa y funcionarios de la Fuerza Aérea.
Cuenta con dos cocinas, capaces de atender a 100 personas, y tiene la capacidad de cargar alimentos para 2.000 personas. A parte de todo esto, posee el más moderno sistema de comunicaciones, aire-aire, aire-tierra y satelital.
Los pasajeros van en el segundo piso, mientras que en el tercero se ubica la tripulación y la sala de comunicaciones. Posee 85 teléfonos (los blancos son abiertos y los negros son seguros) y 19 televisores.
Seguridad
Los dos aviones gemelos que pueden ser Air Force One (esta es una denominación que se activa solo cuando el presidente está en su interior) poseen un comando militar en caso de un ataque nuclear. Tienen la capacidad de recargar combustible en pleno vuelo y contienen un sistema contra misiles antiaéreos. También tienen un sistema de bengalas para desorientar a misiles que detectan el calor.
Historia
El primer presidente en usar un avión presidencial fue Franklin D. Roosevelt, en 1943, para una conferencia de Casablanca, durante la Segunda Guerra Mundial. Se trató de un Boeing 314 Clipper. Después, el mismo Roosevelt usaría un Douglas C-54C Skymaster, el que fue especialmente acondicionado por el Servicio Secreto y contaba con una cama y un ascensor para subir el mandatario en su silla de ruedas.
Con Harry Truman en la presidencia llegó un Douglas VC-118 Liftmaster, que duró en servicio entre 1947 a 1953. Su nombre era Independence y pasó a la historia por tener pintada la cabeza de un águila en su trompa.
En 1959 llegaron los jet con el Boeing 707 VC-137A, que transportó a Dwight Eisenhower, John Kennedy, Lyndon Johnson y Richard Nixon. Pero en 1962, Kennedy sumó otro Boeing 707 a la flota presidencial, un VC-137C. Conocido como el SAM 26000, la aeronave más histórica de los Air Force One. Fue el primero en llevar los tradicionales colores blanco y celeste junto con los emblemas del presidente a ambos costados.
Pero no sólo pasó a la historia por su look. Este avión el que llevó a Kennedy a Dallas donde fue asesinado y donde Johnson fue juramentado como presidente en 1963.
En 1972, Richard Nixon sumó un Boeing 707 igual al SAM 26000 llamado SAM 27000. Si bien la aeronave era la misma, su interior estaba mejorado.
Ambas naves estuvieron en servicio regular hasta 1990, cuando comenzaron a funcionar los actuales Boeing 747-200 VC-25A.
Según lo que se tenía contemplado, estos dos serían reemplazos por dos 747-800 en 2017, pero tras los dichos de Trump, ahora todo quedó en suspenso.
PUB/IAM