Los asuntos complejos no tienen soluciones fáciles. Tienen soluciones que también son complejas.
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Esto pasa hoy con los migrantes y la ley que se está pidiendo. No es sencillo el enfoque, no es sencilla la propuesta, no es sencillo explicarla a los chilenos y no será sencillo su debate. Lamentablemente, el tema migrantes se parece mucho al de la delincuencia -entiéndanme, no digo que los migrantes sean delincuentes-. Me refiero a que se está utilizando electoralmente, a que se levantan muchos mitos alrededor y a que se sobrerreacciona porque en Chile aún la migración es baja.
Una de las propuestas es restringir la entrada a los migrantes. Esto es difícil, ya que la mayoría entra como turista. ¿Cuál es la alternativa? ¿Pedir visa? ¿Discriminar a los que «creemos» que no son turistas? Al conversar con especialistas en el tema derribamos mitos al respecto. La prohibición de entrada no desalienta a alguien que busca entrar al país. Mientras más restricciones pongamos, más se pondrá en riesgo esa persona y alimentará las mafias de tráfico de personas para ingresar. Es cosa de mirar lo que pasa en otros países.
«No queremos ilegales». Otra de las frases que he escuchado de personas en redes sociales y de candidatos presidenciales. Otro mito. El punto es que antes de cambiar su situación, todos estarán en la ilegalidad. Cambiar ese estatus no es fácil, aunque se consiga un trabajo. Si se restringe más la posibilidad de legalizar la situación de los migrantes, no se desincentiva su permanencia, lo que se logra es que tengan trabajos peor remunerados, sin condiciones laborales dignas y sin posibilidad de reclamar a nadie.
«Muchos de los migrantes que entran al país son delincuentes». Otra frase lanzada con intención electoral. Claro que entre los extranjeros que ingresan al país hay delincuentes, eso es obvio. Pero las cifras reales demuestran que en proporción los delitos cometidos por extranjeros en Chile son los mínimos, es más, los números muestran que hay más extranjeros víctimas de delitos que victimarios. Otro mito. ¿Qué hacer con ellos? Otra pregunta de difícil respuesta. Es un tema complejo y no tiene solución fácil.
Qué quiero decir con todo lo anterior. Que nos guste o no nos guste, apliquemos restricciones o no, cerremos o no la frontera, no se termina con ella, no se frena para siempre ni se revierte. La migración es y será un hecho real. Por eso es necesario enfrentar el tema sacando los mitos de nuestra cabeza y no dejarnos llevar por frases sueltas que tienen sólo fines electorales, pero no van al fondo. Frases que buscan culpar a otros de lo que nos pasa. Frases que nos enfrentan con nuestros propios fantasmas y que siempre es más sencillo canalizar como «culpa» de otro.
Insisto, la migración es un tema complejo. Saca lo mejor y peor de nosotros. Por lo tanto y como tema complejo, enfrentarla también es un asunto complejo. Y un asunto serio.
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