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Cuba y la Unión Europea entraron este lunes en una nueva era de relaciones diplomáticas plenas, con la firma de un nuevo marco político que pone fin a la restrictiva Posición Común un mes antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
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«Hoy en día reconocemos que hay cambio en Cuba y queremos acompañar ese cambio económico y social», dijo la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, antes de la firma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, y los 28 cancilleres de la Unión Europea.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, quien defendió ante sus homólogos europeos el derecho de un país a elegir su sistema político y la no injerencia, subrayó que el acuerdo «continuará a enriquecer una relación histórica y culturalmente intensa» con los 28.
Con la firma de este pacto, la UE pondrá a su vez fin a la llamada Posición Común de 1996, que Cuba califica de «injerencista» y «discriminatoria», ya que vincula la cooperación europea a «mejoras de los derechos humanos», al tiempo que busca «favorecer un proceso de transición hacia una democracia pluralista».
En el marco de esta política, los 28 llegaron a suspender incluso temporalmente en 2003 la cooperación con la isla comunista tras el encarcelamiento de 75 disidentes cubanos, liberados posteriormente.
«No se da un cheque en blanco»
La situación de los derechos humanos en la isla comunista fue uno de los principales escollos a lo largo de las siete rondas de conversaciones, pero los negociadores decidieron finalmente abordarla en un diálogo separado para allanar el camino hacia el pacto.
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Uno de los objetivos del acuerdo, negociado durante casi dos años desde abril de 2004, es así el de «entablar un diálogo (…) a los fines del fortalecimiento de los derechos humanos y de la democracia», según el documento al que ha tenido acceso la AFP.
«No se le da un cheque en blanco a Cuba», explicó una fuente diplomática, ya que el texto establece «que se irá avanzando en función de los progresos democráticos, de respeto de los derechos humanos». «Siempre vamos a tener aquí la capacidad de parar, de acelerar o de suspender el acuerdo», precisó.
El pacto sienta también las bases de sus intercambios comerciales en base a las normas rectoras del comercio internacional y el fortalecimiento de las relaciones políticas existentes «sobre la base del respeto mutuo, la reciprocidad, el interés común y el respeto a la soberanía».
A la espera de Trump
Cuba, que era el único país latinoamericano sin un marco diplomático de este tipo con el bloque europeo, restablece la plena normalización de sus relaciones con su segundo socio comercial, semanas después de la muerte del mandatario cubano Fidel Castro y cuando el deshielo con Washington está en el aire.
El próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a finales de noviembre con «poner fin» al proceso de acercamiento, si no hay «un mejor acuerdo para los cubanos, los cubano-estadounidenses y los estadounidenses en general».
La Unión Europea reanuda así por completo sus relaciones con Cuba antes que Estados Unidos, que mantiene el embargo impuesto a la isla en 1962, máxime cuando las empresas extranjeras no quieren perder el tren de la apertura cubana iniciada tímidamente por el actual presidente Raúl Castro.
En 2015, las exportaciones de los 28 países del bloque a Cuba ascendieron a 2.200 millones de euros (2.320 millones de dólares) y sus importaciones representaron unos 540 millones de euros.
El Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación se aplicará en un primer momento de manera provisional y parcial a la espera de un largo proceso de ratificación por parte de la Eurocámara, así como de los parlamentos de los 28 países del bloque.
Disidentes cubanos habían pedido en octubre a los eurodiputados su ‘no’ al pacto, al considerar que su actual redactado «legitima» al régimen comunista, y advirtieron que algún parlamento nacional podría rechazar el texto, lo que supondría el final del acuerdo.
PUB/CM