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Investigación desvela los secretos de uno de los mayores misterios de la humanidad: el chupacabras

Desde el origen del mito hasta la explicación científica sobre quiénes son los verdaderos depredadores de gallinas son tratados en un artículo de la BBC.



Una de las figuras más nombradas a lo largo de los últimos 20 años en Chile es el chupacabras. Cada vez que aparecían gallinas muertas, se culpaba a la criatura de ser el responsable.

Sin embargo, pese a que tanto a nivel nacional como en diversos países del mundo se hablaba de su culpabilidad en un sinnúmero de matanzas, nunca se ha podido comprobar la existencia de la especie, hecho que motivó al investigador Benjamin Radford a realizar un exhaustivo trabajo sobre este tema.

Según señaló a BBC Mundo, la historia en torno al chupacabras comenzó en 1995 en Canóvanas en Puerto Rico. En dicho lugar, Madeylen Tolentino aseguró que vio un ser terrorífico y parecido a un extraterrestre que pasaba por su ventana, tras lo cual habría matado a parte de su ganado.

Otros pobladores indicaron que también lo divisaron, indicando que era de «1,20 y 1,50 metros de alto, con grandes ojos, púas a lo largo de su espalda y largas garras».

Sin embargo, los reportes desde América Latina en 2010 variaron, por lo que la criatura ya no parecía un ser alienígena, sino que era diferente. En ese sentido, era descrito como «un animal sin pelos en la piel, que se desplazaba en cuatro patas, como los perros».

Esto llamó la atención de Radford, ya que la especie había cambiado su estructura. «Cuando tienes un cuerpo, todo cambia. Puedes tomar muestras de ADN, muestra de huesos, tienes morfología», afirmó.

«Al principio era escéptico sobre la existencia de la criatura. Al mismo tiempo estaba consciente de la posibilidad de descubrir un nuevo animal. No quería ridiculizar el caso o descartarlo. Si el chupacabras era real, quería encontrarlo», manifestó.

Justamente en Texas en Estados Unidos, aparecieron las primeras especies similares a la mencionada especie, agregando el investigador que eran «sin pelos, demacrados y con la piel aparentemente quemada».

Los análisis finalmente demostraron que no era un chupacabras, sino que perros, coyotes o mapaches. Incluso, uno era un pescado. 

«El motivo por los que estos animales fueron identificados como chupacabras fue porque perdieron el pelo. Tenían sarna sarcóptica causada por ácaros, lo cual es muy común», detalló el experto estadounidense.

La profesora Allison Diesel, de la Universidad de Texas A&M, apoyó la hipótesis de Radford, precisando que «los perros sarnosos son casi calvos, con partes de la piel roja o casi negra, y muy gruesa».

Pese a las explicaciones, quedaban dudas en las supuestas víctimas del chupacabras ya que no lograban entender por qué los animales muertos aparecían sin una gota de sangre.

«Cuando el animal muere, el corazón deja de latir y no hay presión sanguínea», señala el investigador, apuyntando que «la sangre se filtra hacia la parte más baja del cuerpo, donde se coagula y se espesa. Es lo que se conoce como lividez, y da la impresión de que al cuerpo le han extraído toda la sangre».

En ese sentido, señaló que tanto los perros como los coyotes son depredadores de gallinas y ganado, animales que son las supuestas víctimas del chupacabras. Además, agregó que los ataques generalmente son en la zona del cuello, por lo mismo la única marca que quedan son los colmillos.

Sobre la fama global alcanzada por la criatura, Radford culpa a internet, mientras que cree que el origen del mito proviene de la película «Especies», pues la descripción del depredador es similar a la figura que aparece en la cinta.

«Desde mi punto de vista no hay ninguna razón para creer que exista algo extraordinario en los ataques al ganado», concluyó finalmente el investigador.

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