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En la década de 1980 se comenzó a utilizar el término “nini” para referirse a aquellas personas que “ni estudian, ni trabajan”. El fenómeno se ha analizado constantemente, buscando entender los factores que lo producen. En este contexto, el centro de estudios “Idea País” lanzó el informe “Nini: Ni estudian, ni trabajan”, donde señalan que en nuestro país un 13% de los jóvenes entre 15 y 24 años se encuentran en esta situación.
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En los últimos años, la tasa de escolaridad ha aumentado a más del 95% de los jóvenes y la asistencia a establecimientos de educación superior es superior al 50%, según el mismo informe, sin embargo, esto no ha suprimido el fenómeno de los “ninis”. En Latinoamérica, según el informe “Ninis en Latinoamérica”del Banco mundial, 1 de cada 5 jóvenes no trabaja ni estudia. Haciendo una lectura aún más profunda sobre esa cifra, según la OCDE un 65% de los “nini” corresponden a mujeres, lo que según “Idea País” merece “una atención especial respecto a los factores que gatillan esta situación, sobre todo teniendo en consideración otros problemas de discriminación que sufren las mujeres en el mundo del trabajo, especialmente relacionado a la brecha salarial y la participación en espacios de tomas de desición”.
Diferencias de género en los “nini”
Si nos enfocamos principalmente en las mujeres, son varios los factores que constribuyen a que se encuentren en el estado de “ni estudian, ni trabajan”. Como bien señala “Idea País”, hay factores como la brecha salarial y una suerte de discriminación a la hora de ser contratadas, esto en parte se relaciona con la posibilidad biológica que tienen de quedar embarazadas.
Sobre esto, Claudia Pino Codocedo, coordinadora de la agrupación “Madres Estudiantes” (Maes), comentó a Publimetro que la realidad de las estudiantes de educación superior es aún más cruda que la realidad laboral. “Según un estudio que desde Maes realizamos entre 2014 y 2015, las mujeres desertan menos que los hombres de los estudios, sin embargo cuando lo hacen, la mayoría lo hace por maternidad”, señaló Pino. La coordinadora agregó que el porcentaje de mujeres que realizan esta acción por no lograr compatibilizar sus estudios y su maternidad alcanza a un 80%, mientras que sólo un 1% de los padres deserta. “La mujer es la que se lleva el desgaste físico del embarazo, en cambio los hombre en su mayoría continúan con sus carreras”, señaló Claudia Pino, agregando que esto repercute directamente en la realidad laboral futura de las mujeres. A diferencia del mundo laboral que cuenta con leyes de pro y post natal, beneficio de jardín infantil y más, en Chile no existen políticas públicas que apunten a evitar la deserción de los estudios de educación superior por motivos de maternidad.
¿Por qué no estudian ni trabajan?
Aparte de la maternidad/paternidad temprana, existen otras razones por las cuales los jovenes chilenos están en estado de “nini”. Según datos de la “Séptima Encuesta de la Juventud del 2012”, los jóvenes entre 20 y 24 no siguen estudiando principalmente por problemas económicos, por realizar labores domésticas y/o por estar a caego del cuidado de un familiar. La misma encuesta detalla que el 55,6% de los jóvenes en ese rango de edad no se encuentra trabajando, y que de ese porcentaje, un 60% corresponde a personas de los niveles socioecnómicos más bajos.
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Según señala “Idea País” en el informe “Nini: Ni estudian, ni trabajan”, estos antecedentes dan cuenta de que es “urgente de avanzar en una política de gratuidad universal para que personas de segmentos más bajos puedan acceder a la educación superior”. A través de su informe, apuntan a que el fenómeno “nini” se sustentaría en la desigualdad existente en el país.
Por otra parte, para Claudia Pino de “Madres Estudiantes”, aquí hay un largo camino por recorrer, ya que “muchas madres jóvenes se quedan en estado ‘nini’, porque no tienen más opción. No pueden ir a trabajar con sus hijos, no pueden estudiar con sus hijos en brazos y tal vez no cuentan con el apoyo de familiares que les ayuden. Sin red de apoyo, hoy en Chile es muy complejo ser madre sin haber terminado los estudios y sin un buen sustento económico”. “Trabajar es complejo para las madres y para los padres jóvenes, ya que muchas veces no tienen como compatibilizar estudios, trabajo y este tercer rol. Todo se vuelve más difícil y no hay políticas que los apoyen”, concluyó la coordinadora de la ONG “Madres Estudiantes”.