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El nadador de resistencia y activista británico Lewis Pugh nadó en las aguas de la Antártida para pedir un plan de protección oceánica en el que se declaren dos nuevas áreas marinas protegidas en la zona, en el marco de su papel como Promotor de los Océanos de Naciones Unidas.
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La semana pasada, según un comunicado divulgado por los responsables de la campaña «Antártica 2020», el más ambicioso programa de protección de los mares del continente helado que se haya diseñad, Pugh cumplió la travesía en las cercanías de la isla Media Luna, en el mar de Bellingshausen, con una temperatura de cero grados en el agua.
«El nado fue muy duro. Recientemente tuve una operación en mi espalda y mi potencia no es lo que solía ser. Pero estas travesías me ayudan a mostrar al mundo lo valiosas que son estas últimas áreas salvajes de la Antártica», remarcó Pugh, de 45 años después de recuperarse de la hipotermia que sufrió durante la travesía, que cumplió en 17 minutos y 30 segundos.
La aventura tuvo por objetivo demandar la declaración de ese paraje antártico y del Mar de Weddel, cubierto de témpanos de todas las formas y tamaños y de sorprendentes colores, como «área marina protegida», hito que ya consiguió el pasado octubre con el Mar de Ross.
«Es el momento de aprovechar nuestro éxito reciente en el Mar de Ross. Con el apoyo público, creo que podemos lograr el plan de protección de los océanos más ambicioso de la historia», comentó Pugh a este respecto.
El nadador opinó que Chile debería encabezar las iniciativas para que el área, que tendría una extensión de alrededor de siete millones de kilómetros cuadrados -el tamaño de Australia, aproximadamente-, sea declarada zona protegida.
«Chile tiene un importante rol en la protección de la Antártica. Está muy cerca, son vecinos, pero además, acaba de proponer una gran Área Marina Protegida en la Península Antártica. Ahora Chile debe convencer a 23 otras naciones y a la Unión Europea para conseguir respaldo de su acción», explicó.
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Según Pugh, la campaña «Antártica 2020» contará, además del apoyo de Naciones Unidas, con el respaldo de importantes líderes mundiales, científicos, ambientalistas, políticos y activistas por la paz.
«La protección de estos océanos los hace más resistentes al cambio climático y les permite ayudar a otros océanos a recuperarse de la sobreexplotación pesquera. El tiempo es esencial. Simplemente no tenemos otros veinte años para pensar proteger las últimas áreas salvajes del mundo», manifestó el nadador.
PUB/AOS