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Columna de Beatriz Sánchez: Debates en democracia

¿Cuántos debates nos faltan?

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Pregunto esto luego de lo sucedido en la fragata «Lynch». Allí, un grupo de marinos espió a sus compañeras. El hecho se descubrió, hay una investigación interna y judicial, y los autores arriesgan la expulsión.

Pero el asunto no debería quedar sólo ahí. Vale la pena hacerse preguntas.

Un buque de estas características, no debería estar «blindado» al espionaje. ¿Qué tan grave es -mirando fríamente los hechos- que se «espíe» con cámaras que nadie detectó en una embarcación de guerra? ¿Es el personal idóneo para proteger los intereses chilenos? ¿La seguridad internacional y estratégica? ¿Cómo se están formando a estos marinos?

Si nos centramos en el trato a sus compañeras mujeres y después de las declaraciones del ex comandante en jefe de la instituicón, que se oponía al ingreso de mujeres; es bueno preguntarse qué tipo de protección tienen las mujeres en la Armada. ¿Se respetan sus derechos? ¿Existen los canales adecuados para denunciar abusos de poder, trato discriminatorio o acoso sexual? Si existen esos canales… ¿se respeta esa instrucción? ¿Cuántas denuncias por trato discriminatorio, abuso de poder o acoso sexual hay al año? ¿Quién conoce ese registro? ¿Es público? ¿Alguien lo fiscaliza?  Espero profundamente que sí.  Espero que el Estado cuide a las mujeres que son pioneras al ingresar a las Fuerzas Armadas y que este hecho no sea «a costa» de ellas mismas. Pero no sabemos, esto se queda aún sólo en preguntas.

Pero quiero seguir proponiendo preguntas. Proponiendo debates que son necesarios si estamos en democracia, pero que no se dan. ¿Cuándo discutiremos la situación de privilegio que tienen los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden en pensiones y salud? ¿Cuándo debatiremos como sociedad, en democracia, si es lo que queremos si es lo que corresponde? Cuando hay marchas de cientos de miles de chilenos por cambiar las pensiones, ¿es sostenible que no se mencione, no se hable, ni siquiera se roce la situación que gozan los integrantes de las Fuerzas Armadas?

Y sigo. En democracia… ¿hemos discutido como chilenos qué queremos de las Fuerzas Armadas? ¿Qué consideramos como Fuerzas Armadas modernas? ¿Es el presupuesto adecuado? ¿Cuánto deberían gastar en armamento y en beneficios fiscales? Acaso porque siempre se ha hecho de una manera -mucho viene desde la dictadura- ¿siempre tiene que ser igual? Una democracia sana consiste en que no existan vetos, en llegar a acuerdos en definirnos -nosotros mismos- como país. Entonces… ¿cuándo nos vamos a preguntar qué esperamos de las Fuerzas Armadas?

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Me resisto a aceptar que el caso de la fragata «Lynch» es un hecho aislado de voyerismo juvenil. El caso es mucho más que eso. Involucra una discusión amplia que es hora de dar, respecto a las Fuerzas Armadas en Chile. Su poder, su control, su presupuesto, su proyección y su rol en democracia.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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