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El chileno que se prepara para participar en el próximo mundial de Taxidermia

Miguel de La Fuente es meticuloso con su trabajo, especialmente cuando se trata de preservar a las mascotas con las que trabaja. Su meta es seguir perfeccionando en la taxidermia y participar el 2018 en el mundial de la especialidad.

Casi la mitad de su vida, Miguel de La Fuente ha estado dedicado a la taxidermia. Un trabajo, pero más que nada una pasión para este joven de 36 años que se prepara y perfecciona con miras al mundial de la disciplina el 2018.

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Según el diccionario, la taxidermia –del griego taxisa (arrego o colocación) y el griego dermis (piel)- se define como el arte de disecar animales para conservarlos con apariencia de vivos y así facilitar su exposición, estudio y conservación.

Una descripción que suena bastante fría, pero que en las palabras de Miguel, uno de los grandes referentes en la taxidermia en Chile, es más que curtiembre, químicos y moldes de poliuretano.

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Según relata a Publimetro, Miguel llegó a este particular trabajo producto de la curiosidad. “Empecé a los 13, 14 años en el Museo de Historia Natural. De cabro chico, fui con mi abuela –me acuerdo perfecto- y en uno de los pasillos, que hoy día se mantiene cerrado estaba el taller de taxidermia. Tocamos la puerta y apareció lo que fue mi profesor durante mucho tiempo”.

Desde ese momento, fueron al menos cuatro años en los que fue aprendiz y se fue perfeccionando en este arte. En la universidad, recuerda, lo dejó un poco de lado, aunque nunca lo abandonó por completo, hasta que en 2002 un viaje a México le permitió dar un importante avance en sus conocimientos.

“Allá –en México- estuve trabajando cuatro meses en taxidermia y aprendí mucho más de lo que aprendí en Chile”, cuenta. Pero no sólo eso, porque su paso por el país del norte le permitió aprender el trabajo con animales de gran tamaño.

De regreso en el país, Miguel comenta que nunca le ha faltado el trabajo y que aunque todas las semanas le piden clases privadas, reconoce que siempre se ha negado, porque lo que a él más le gusta es trabajar con sus animales.

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Es por eso que gran parte de su tiempo se lo lleva el trabajo que realiza inmortalizando a mascotas. Miguel cuenta que para él es importante cuando alguien lo llama para pedir que realice una taxidermia en un animal que ha sido un integrante más de la familia.

“Al principio era complicado, porque uno actúa también como psiquiatra, al principio es súper complicado, pero después ya te vas acostumbrando y sabes cómo actuar, como hay que hablar”, relata y recuerda que aunque pasen los años el reencuentro de los dueños con sus animales inmortalizados siempre es especial.

“Entregué un gato hace poco y fue un mar de llanto, pero lo importante es que el cliente quede satisfecho, nunca me han dicho no quedó igual”, comenta orgulloso de su trabajo.

Miguel deja claro que todo el trabajo, que demora aproximadamente tres meses si la mascota tiene un tamaño pequeño o mediano, se hace con el mayor respeto porque “no son trofeos, son parte de la familia, por eso uno las trata con mayor cuidado, yo a todas las mascotas las trato especialmente porque sé que son algo más que solamente un animal”. 

Sobre el manejo en caso de la taxidermia, el profesional detalla que es muy importante la conservación tras el fallecimiento de la mascota. “Me tienen que llamar inmediatamente para poder resguardar el cuerpo” y para que comience el proceso de la taxidermia que implica elegir la posición en que quedara el animal, y las fotografías referenciales que el dueño comparta, para que quede fielmente retratado como era la mascota.

Miguel agrega que si bien en un principio eran más las mujeres que solicitaban el proceso para sus mascotas, ahora son familias las que en conjunto buscan preservar a ese amigo, ya sea un gato, perro, conejo, ave e incluso especies más exóticas como conejillos de indias y camaleones, que no va a estar más con ellos.

Otros animales

La taxidermia es principalmente conocida por el trabajo que se realiza con los animales grandes. Miguel ha realizado este tipo de trabajos, y uno de sus mayores orgullos es lo que hizo con un tigre blanco de propiedad del Buin Zoo.

De La Fuente afirma que en estos casos, lo más importante para él es que todo esté en regla y por ello sólo trabaja en conjunto con el citado zoológico y con el centro de conservación animal de Concepción.

“Estoy adscrito al Servicio Agrícola y Ganadero, viene el SAG dos o tres veces al año, revisa de donde provienen los animales, porque todos, digámoslo así tienen denominación de origen. Si son especies protegidas, si no tiene la documentación al día yo no voy a hacer el trabajo”, sentencia.
Por lo mismo, cuenta que ha rechazado muchos trabajos cuando le piden que realice trabajos con loros o tortugas de tierra que son obtenidas de manera ilegal. “No me interesa promover el comercio ilegal de animales, todo tiene que estar en regla”.

Esa es la razón por la que para trabajos con grandes felinos, como leones o tigres, o especies endémicas de Chile, sólo los realiza cuando uno de los centros de animales con los que tiene convenio.

El futuro

“Mi sueño es armar un museo”,  explica aunque cuenta que es más a largo plazo. Sin embargo, tiene un sueño más cercano y más próximo a concretarse, participar y competir el próximo año en el mundial de taxidermia. 

“Quiero ir al campeonato mundial, aunque tenga una mención da lo mismo, van los mejores taxidermistas y hay cursos para aprender donde está los mejores del mundo” detalla. En el intertanto, Miguel se radicará en España un par de meses para aprender más de su oficio.

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Con todo este trabajo, Miguel reconoce que a él no le gustaría ser conservado eternamente. “No, yo donación de órganos y que me usen para lo que quieran en medicina, no me conservaría, que donen todo y después cremación, si puedes salvar a alguien con uno de tus órganos si está bueno”, dice.

Costo de la taxidermia en mascotas

El trabajo de Miguel, cómo él mismo reconoce, no es barato. No obstante, dice que eso tiene que ver con el cuidado, la dedicación y el respeto que se merecen las mascotas.

“Por un perro chico cobro $250 mil, por un conejo unos $180 mil y las aves mínimo 55 mil pesos”, dice De La Fuente.

“Los conocimientos los tengo. Esto es mi trabajo y mi pasión, yo estoy todos los días en esto”, sentencia y recuerda que para él finalmente lo más importante es que cuando entrega un trabajo, es el regreso de esa mascota que fue tan importante para una familia y que vuelve a llenar el vacío que dejó su muerte.

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