La mejor cifra desde 1990 mostró la participación laboral de las mujeres, según el reporte de la encuesta Casen 2015 presentada ayer.
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El ingreso de ellas al mundo del trabajo llegó al 47,4% cuando 25 años atrás apenas superaba el 30% y aumentó 1,8% desde el último sondeo de 2013.
Similar trayectoria tuvo la tasa de ocupación que a principios de la década pasada era de 29,4% y en 2015 alcanzó el 43,4%.
Al respecto, la ministra del Trabajo, Alejandra Krauss sostuvo que “la incorporación de la mujer al trabajo permite reducir brechas”, aunque reconoció que todavía “tenemos un desafío tremendo en materia salarial”.
De hecho, la Casen muestra que si el ingreso promedio es de $461.951, los hombres perciben $520.936, las mujeres ganan $383.853.
La encuesta revela también que la tasa de participación laboral general aumentó de 57,3% en 2013 a 58,3% en 2015. Respecto a la ocupación, en hombres se mantuvo prácticamente inalterada (66,3% a 66,2%) igual que su participación (70,7 a 71%)
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Experto: “nos falta mucho”
Si bien destaca la importante alza en la participación laboral de las mujeres, Juan Bravo, investigador senior de Clapes UC, sostiene que “nos falta mucho, porque por ejemplo estamos siete puntos abajo del promedio de la Ocde”.
En efecto, según datos de 2015, en el conjunto de los 34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos la cifra alcanza el 54,1%.
Consultado por las causas de que Chile se encuentre por debajo de ese dato, el especialista apunta principalmente a la legislación que “encarece la contratación de las mujeres”.
Una de ellas es la ley de sala cuna. “No debiera existir la obligación ligada a la presencia de mujeres dentro de una empresa (…) no debiese existir un mínimo”, considerando que la ley exige actualmente a las compañías a contar con este beneficio si cuentan con 20 trabajadoras en su planta.
A ello suma el posnatal, destacando que muy pocos hombres lo han usado. De hecho, según un informe de la Superintendencia de Seguridad Social, sólo 208 trabajadores se han acogido a este beneficio, lejos de las 104 mil mujeres que sí lo utilizaron.
Para Bravo, ambas legislaciones deben ser corregidas para que “la carga no sea para uno de los sexos, sino que busquen la corresponsabilidad entre hombres y mujeres”.
Respecto de la brecha salarial, si bien apunta a que en parte las razones son las mismas, también aclara que las mujeres están ligadas más a sectores de la economía como los servicios que entregan menores remuneraciones.