Se cumplen mañana 75 años de la Conferencia de Wannsee, momento clave en que los jerarcas nazis planificaron la Solución Final al tema judio.
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Entre hoy y mañana se realizaran diversos actos para conmemorar el aniversario en la casa de Wannsee, ubicado en un lago a las afueras de Berlín, con la asistencia del alcalde de la ciudad-estado, Michael Müller y del presidente del Parlamento, Norbert Lammert.
“Cada vez es más importante que haya lugares como la Casa de Wannsee, para que las nuevas generaciones entiendan a donde llevan los nacionalismos y el racismo”, declaró el alcalde en un comunicado, donde recordó la progresiva desaparición de testigos directos del nazismo y el Holocausto.
Esta conferencia fue en un 20 de enero de 1942 a las 12 hrs. esta fue convocada por el jerarca nazi Reinhard Heydrich, jefe de la polícia y miembro importante de las SS.
Heydrich había sido comisionado por mariscal Hermann Göring en una carta del 31 de junio de 1941 para organizar la solución final, lo que exigía la coordinación con diversos organismos del Estado alemán.
Entre las quince personas que participaron, el nombre más conocido en la actualidad sea el de Adolf Eichmann, cuyo juicio fue televisado por los medios internacionales, luego de que fuera secuestrado por el Mosad (inteligencia israelí) y trasladado a Israel desde su refugió en Argentina. Fue condenado a muerte en Jerusalem en 1961 y ejecutado al año siguiente.
Eichmann, que vivió en el país transandino con el nombre de Ricardo Clement, fue el encargado de redactar el acta de la Conferencia de Wannsee.
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La idea era deportar a los judíos a regiones del este, según el acta, donde trabajaran en la construcción de carreteras “en grandes grupos” con lo que “sin duda alguna una buena parte caerá por desgaste natural”.
Los supervivientes, continúa el acta, deberían ser sometidos a un «tratamiento adecuado», ya que serían los más resistentes y podrían constituir «el germen de su resurgimiento del judaísmo».
Este tratamiento terminó siendo las cámaras de gas de los campos de exterminio, combinadas con fusilamientos masivos y otras fórmulas. La población que debía ser sometida a todo ello ascendía, según el informe, a 11 millones de personas.
El acta de la Conferencia de Wannsee es considerada como una de las pruebas claves de que el Holocausto fue planificado y no un efecto secundario de la guerra.
De los 30 ejemplares originales de la misma sólo uno sobrevivió a la guerra, que fue usado en los juicios de Nuremberg por la fiscalía, así como en el juicio contra Eichmann en Jerusalén.
Sin embargo, entre los historiadores hay consenso en que la decisión de buscar el exterminio total de los judíos europeos no se tomó en esa conferencia sino antes, a más tardar en junio de 1941, cuando se inició la invasión de la Unión Soviética.
Los planes se aceleraron con la llegada del invierno, cuando quedó claro que la invasión no iba a tener un éxito rápido.
«Con respecto a la cuestión judía, el Führer está decidido a hacer ‘tabula rasa'», escribió en diciembre en su diario el ministro de Propaganda nazi, Josef Goebbels, tras una reunión de los máximos jerarcas nazis convocada por Hitler.
Ya antes, Heydrich había recibido el encargo de Göring para diseñar un plan maestro para la evacuación y el exterminio de los judíos, el que discutió en Wannsse con funcionarios de los ministerios claves, muchos de ellos secretarios de Estado.
La mayoría de los participantes en la reunión no sobrevivieron a la guerra. Por ejemplo, Heydrich falleció en 1942, como consecuencia de las heridas de un atentado explosivo perpetrado por la resistencia checa.
La Conferencia de Wannsee, como tal, nunca fue judicializada. Los participantes en la misma que fueron condenados, como Eichmann u Otto Hoffmann, lo fueron por otros crímenes de guerra.