El poderoso narcotraficante mexicano, Joaquín «El Chapo» Guzmán, comparecerá por primera vez ante la justicia estadounidense tras llegar a Nueva York luego de su extradición desde México.
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«El Chapo», quien durante muchos años fue el narcotraficante más temido del planeta, aterrizó en el aeropuerto MacArthur de Long Island en Islip, Nueva York el jueves en la noche enfrenta en Estados Unidos para comparecer ante la corte federal en Brooklyn por los seis cargos penales que se le imputan, según informó el departamento de Justicia.
Hasta ahora Guzmán se encontraba detenido en una cárcel federal de la mexicana Ciudad Juárez, fronteriza con la estadounidense El Paso, en Texas.
El departamento de Justicia expresó asimismo su «gratitud» al gobierno mexicano por su cooperación y asistencia al entregar a Guzmán a la justicia estadounidense, quien también es requerido por tribunales de California y Texas por los delitos de homicidio y narcotráfico.
Sorpresa para la defensa
La abogada de Guzmán en Ciudad Juárez, Silvia Delgado, expresó a los medios locales mexicanos que no han sido notificados de la extradición y que conocieron la noticia por los medios.
«Lo hicieron de manera ilegal porque aún no se resuelve el recurso pendiente de revisión (…) Somos los principales sorprendidos por esta noticia, no tenemos ninguna información por parte de las autoridades», argumentó Delgado.
La abogada explicó que visitó a Guzmán el jueves de mañana, que lo vio «tranquilo» y que le pidió que enviara una carta al presidente Enrique Peña Nieto para denunciar «toda la violación a sus derechos humanos».
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La defensa de Guzmán alegó la extradición para evitar que el capo llegue a manos de la justicia de Texas, donde podrían condenarlo a pena de muerte, lo que iría en contra del tratado de extradición entre ambos países, ya que en México se abolió este tipo de condena.
El juez a cargo del caso en México desestimó el argumento, mientras que la Suprema Corte del país latinoamericano rechazó este jueves estudiar su caso.
La cancillería mexicana sostuvo, a través de un comunicado de prensa, que la extradición cumple «las normas constitucionales, los requisitos establecidos en el tratado bilateral y demás disposiciones legales vigentes para su emisión».
Fecha simbólica
La extradición tuvo lugar horas antes de que asuma la presidencia estadounidense el magnate inmobiliario Donald Trump, quien ha tildado a los inmigrantes indocumentados mexicanos en EEUU como «narcotraficantes, violadores y criminales». Razón por la cual prometió construir un muro en la frontera con México.
En tanto, el titular de la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la Fiscalía general de México, Alberto Beltrán, aseguró en una conferencia de prensa que la determinación de extraditar a Guzmán a horas de la investidura de Trump no fue motivada por asuntos de política internacional.
«Hoy fue resuelto (el caso por la justicia) y nosotros en términos del tratado internacional tenemos que hacer la entrega inmediata» a Estados Unidos, aseguró Beltrán.
No obstante, el experto en seguridad y ex agente de la inteligencia mexicana, Alejandro Hope, consideró que «no querían que Trump pudiera jactarse, así que lograron entregarlo en los últimos minutos» del gobierno del presidente saliente Barack Obama.
«La fecha (de la extradición) es muy simbólica, es un acto del gobierno de México para hacerle observar a Barack Obama y Donald Trump que México está haciendo verdaderos esfuerzos para combatir al narcotráfico», expresó Raúl Benítez Manaut, experto en asuntos de seguridad de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.
Guzmán, quien ha sido uno de los jefes del narcotráfico más poderosos de México, fue capturado por primera vez en 1993 en Guatemala y entregado a México, pero en enero de 2001 se fugó del un penal federal del estado de Jalisco.
Se inició entonces una cacería que duró hasta febrero de 2014, cuando fue recapturado en el puerto de Mazatlán y trasladado al penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, vecino de la capital.
Pero Guzmán protagonizó una segunda espectacular fuga en julio de 2015 a través de un kilométrico túnel, lo que fue considerado una humillación para la presidencia de Peña Nieto.
El 8 de enero de 2016 fue detenido por tercera vez en Los Mochis, luego de lo cual el gobierno determinó entregarlo a Estados Unidos.