Con un 19 % de participación femenina en el Parlamento, las legisladoras uruguayas consideran que su género está «subrepresentado», algo que piensan revertir durante este año aunque difieren en los caminos a seguir para ello, que van desde la aprobación de leyes de «cuotas» hasta la «paridad».
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A fines de 2014, luego de las elecciones nacionales, Uruguay alcanzó su mayor registro en la historia en términos de representación femenina en el Parlamento, con un 19,4 % de mujeres en la suma de ambas cámaras.
Concretamente, la actual legislatura (2015-2020) inició con ocho senadoras y 15 diputadas, algo inédito para el país y que se alcanzó con la ayuda de la ley 18.476, comúnmente conocida como «ley de cuotas», que estableció que las listas de candidatos a ocupar bancas legislativas debían integrarse con al menos una mujer cada tres hombres.
Sin embargo, fue una norma temporal y su aplicación sólo se aprobó para el período electoral de los años 2014 (elecciones nacionales) y 2015 (elecciones departamentales y municipales).
Hoy, Uruguay no cuenta con ninguna ley que asegure a las mujeres la posibilidad de acceder a un cargo político, por lo que el debate está vigente y actualmente hay tres proyectos de ley, de cada uno de los principales colectivos políticos del país, que buscarán zanjar -parcialmente- el tema durante 2017.
En este sentido, Efe entrevistó a tres parlamentarias de cada una de esas tres agrupaciones: Mónica Xavier, senadora de la coalición de izquierdas que gobierna el país, el Frente Amplio (FA); Susana Montaner, diputada del Partido Colorado (PC); y Verónica Alonso, senadora del Partido Nacional (PN).
Mientras que los proyectos de la oposición hablan de extender la ley de cuotas para las próximas elecciones, el oficialismo apuesta a más y va por una ley de paridad, que también abarque ámbitos por fuera de lo estrictamente parlamentario, ya que se amplia a los cargos ejecutivos y de los diferentes órganos que integran los partidos políticos.
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La opinión de las mujeres en la política
Tanto Alonso como Montaner consideran que Uruguay no está preparado para la paridad y sostienen que hay que ir de a poco, siendo «realistas», porque de lo contrario «las leyes están destinadas al fracaso». Pese a esto, ambas parlamentarias recalcan que la paridad es lo ideal y algo con lo que están de acuerdo como objetivo último, pero que aún no es el momento.
Xavier, en tanto, discrepa con sus colegas y asegura que «lo adecuado» para el país «sería la paridad» y que Uruguay hoy «está mal» en materia de representación política femenina.
Según la Unión Interparlamentaria (IPU, por sus siglas en inglés), Uruguay ocupa el puesto 118 de 193 en términos de participación femenina en el Parlamento, por debajo de países como Argentina, Brasil, Chile y Paraguay. Las políticas uruguayas lo saben y por eso consideran que la situación se debe revertir.
«Es importante el aporte que le hacemos las mujeres a la vida política. A la vida en general, pero a la vida política en particular, sobre todo por la mirada distinta que tenemos a la hora de negociar, dialogar y dirigir», señala Alonso.
«Yo creo que el problema acá no pasa por la opinión pública o por la sociedad, creo que el principal cuello de botella está en las autoridades partidarias», afirma la senadora del PN, que además reconoce que la política es un ámbito «históricamente» masculino y que es necesario «ir rompiendo con determinadas barreras culturales».
En junio de 2016 la consultora uruguaya Cifra, en conjunto con ONU Mujeres en Uruguay, presentó el estudio «Actitudes hacia la participación de mujeres en política y mecanismos de acción afirmativa en Uruguay».
De allí surgió que un 66 % de la población del país suramericano considera que «debería haber más» mujeres legisladoras y ministras, un 25 % que «el número es adecuado», un 8 % «no sabe» y un 1 % de los uruguayos considera que «debería haber menos».
«Realmente, lo que hay es una fuerte discriminación, que además está en la cabeza de todos nosotros -hombres y mujeres somos tributarios de esa concepción machista- y se escuchan todo tipo de argumentos cada vez que se discuten este tipo de legislaciones», sostiene Xavier.