«Es algo inviable y que va en contra del desarrollo del país. Afectaría a las empresas y a los propios trabajadores», comentó Rafael Cumsille, presidente de Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de Chile (Conapyme), ante posibilidad de que se pueda acortar los días de la semana laboral de 5 a 4 días a partir del 1 de abril cuando entre en vigencia la reforma laboral.
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Cabe recordar que actualmente la ley establece que las horas mínimas de trabajo son 45 horas semanales, las cuales se pueden distribuir en no menos de 5 días y no más de 6. Sin embargo, la nueva Reforma Laboral podría cambiar eso, dando la posibilidad al trabajador de distribuir las 45 horas semanales en 4 días, siempre que la empresa o la organización a la cual pertenezca el trabajador, tenga una agrupación sindical con al menos el 30% de los trabajadores de la empresa.
Sin embargo, la discusión tiene más detractores que defensores, puesto que la iniciativa, si tuviera luz verde en algunas empresas, no implicaría reducir las horas de trabajo, por lo que los trabajadores podrían trabajar 11 o hasta 12 horas por día para cumplir el tiempo semanal correspondiente. En decir, dos horas, 15 minutos más por día.
«Se imagina usted el comercio cerrado tres días, o las empresas agrícolas, especialmente durante el verano, cuando se realizan las cosechas, con un día menos. En verdad, esta idea es muy difícil que se implemente, al menos que sea una área que no afecte tanto. También pensemos en la carga para los trabajadores, de jornadas más largas cada semana, es realmente inviable», advierte Rafael Cumsille.
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Claudia Araya, gerenta comercial GrupoExpro, sostiene que, desde el punto de vista de la gestión de las empresas, la reducción de la jornada laboral es viable dependiendo del sector económico. «En compañías dedicadas, por ejemplo, al servicio, la publicidad, la tecnología o de back office (servicios contables, de mensajería) es muy factible acordar este tipo de jornada dada la naturaleza de sus actividades, las que pueden programarse y realizarse con anticipación o bien dejar operando de manera remota. Por ejemplo, empresas de tecnología pueden dejar cargando las bases de datos los viernes o empresas de publicidad pueden dejar programados envío de mailing y posteos en redes sociales», explicó.
Sin embargo, la experta advirtió que en sectores productivos de actividad continua que requieren una presencia física del trabajador, como por ejemplo, servicios de salud o Retail, este tipo de acuerdos resulta casi impracticable porque significaría detener la continuidad de la operación, suspender la entrega de un servicio o disponer de mayor dotación de personal para cubrir turnos.
«Desde el punto de vista del trabajador, puede resultar atractivo contar con fines de semana de tres días. Sin embargo, considero que trabajar durante todo el año, y no de manera excepcional, más de 11 horas al día puede resultar estresante, más aún cuando gran parte de los trabajadores debe realizar largos trayectos para llegar a sus puestos de trabajo, especialmente en Santiago. Es algo que deberán considerar los trabajadores y sindicatos cuando decidan negociar sus horarios laborales con sus empleadores», aseguró Claudia Araya.
Natalia Zúñiga, experta de Randstad, analizó el hecho de reducir la semana, a 4 días, permite que empecemos a hablar de productividad. «En estos casos, el trabajador, que es productivo, lo puede ver como un beneficio por su esfuerzo. Pero, para eso, las empresas deben medir la productividad y plantear los objetivos a sus trabajadores. Cabe destacar que esto solo podría ser viable en algunos contratos y dinámicas de trabajo, no sirve para todos», comentó.
Estrés laboral
Según un ranking de la OCDE, Chile figura en el tercer puesto en la lista de los países que más trabajan, con un promedio de 2.029 horas anuales trabajadas, y sólo es superado por México (2.225 horas trabajadas) y Grecia (2.033 horas trabajadas).
El psicólogo de la Fundación Mente Sana, Francisco Flores, comentó que para que la medida reducción de la semana laboral tenga efectos positivos y tangible en los trabajadores, es necesario reducir también la jornada laboral a 40 horas. «Chile es uno de los países más trabajólicos del mundo, pero está lejos de ser uno de los más productivos. La extendida carga de trabajo, se expresa en los índices en deterioro de salud mental, los cuales son elevadísimos, pero sobre todo, en estrés laboral. Por ello, las licencias médicas por esta causa son una de las más elevadas: 1 de cada 3 licencias médicas, está referida a temas de estrés laboral, lo que indica que el aumento de horas de trabajo diario, más allá de que se adicione un día de descanso, perjudicará al trabajador, aumentando los perjuicios en salud mental, lo que se traducirá en mayor estrés y licencias médicas», comentó.
Una opinión similar tiene el sicólogo Rodrigo Díaz, director de Semblante, quien advirtió que las condiciones de un puesto laboral influyen significativamente en la salud mental de los colaboradores. Explicó que el control, la conciliación entre las exigencias del puesto y las capacidades de los miembros de una compañía, las relaciones interpersonales, el salario y la seguridad física son, entre otros, aspectos importantes que ejercen una gran influencia en la satisfacción laboral y en la salud mental.
«La jornada de trabajo debiese compatibilizar las horas de sueño, familiares y sociales. Con una jornada de 12 horas al día es más difícil que alguien pueda compatibilizar lo anterior, sumado a los traslados al trabajo de ida y vuelta. De esta manera, las extensas jornadas laborales pueden afectar a los trabajadores psicológicamente, manifestándose síntomas como trastornos del sueño y depresivos, fatiga, estrés laboral y diversos problemas familiares y sociales», sostuvo Díaz.