Amnistía Internacional acusó este martes al gobierno sirio de haber ahorcado en secreto a hasta 13.000 personas a lo largo de cinco años en una cárcel cercana a Damasco, como parte de una «política de exterminio».
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Las personas ejecutadas entre 2011 y 2015 en la prisión de Saydnaya eran en su mayoría civiles que se oponían al gobierno del presidente Bashar al Asad, afirmó Amnistía Internacional a dos semanas del inicio de las negociaciones de paz de Ginebra.
El informe «Matadero humano: ahorcamientos y exterminio masivo en la prisión de Saydnaya» se basa en entrevistas con 84 testigos, incluyendo guardias, detenidos y jueces.
“I didn’t see people – I saw worms, all mixed together. I couldn’t stand on both feet; not enough space.” #Saydnaya https://t.co/PiKB6SMSkM pic.twitter.com/2Ffhe5jfT3
— Amnesty International (@amnesty) February 7, 2017
Esas ejecuciones «constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad», afirmó la organización de defensa de los derechos humanos.
Existen «razones para creer que esta práctica perdura hasta el día de hoy», agregó Amnistía.
Según el informe, al menos una vez por semana entre 2011 y 2015, se sacaba a grupos de hasta 50 personas de sus celdas para procesos arbitrarios, se les propinaban palizas y luego se les ahorcaba «en plena noche, en absoluto secreto».
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«A lo largo de todo este proceso, tienen los ojos vendados. No saben ni cuándo ni cómo morirán, hasta que se les ata una cuerda alrededor del cuello», denuncia la organización.
«Los dejaban (ahorcados) entre 10 y 15 minutos», explica un antiguo juez que asistió a las ejecuciones. «En el caso de los más jóvenes, su peso no era suficiente para morir. Los ayudantes de los verdugos tiraban de ellos hacia abajo rompiéndoles el cuello».
«Los horrores descritos en este informe revelan una campaña oculta y monstruosa, autorizada al más alto nivel del gobierno, tendiente a aplastar cualquier forma de protesta de la población», comentó Lynn Maaluf, directora adjunta de investigación en la oficina de Amnistía Internacional en Beirut.
El informe fue difundido dos semanas antes del inicio de una nueva ronda de negociaciones en Ginebra entre el gobierno y la oposición bajo los auspicios de la ONU para tratar de poner fin a una guerra que dejó mas de 310.000 muertos en casi seis años.
La ONU acusó en 2016 al gobierno de Al Asad de desarrollar una política de «exterminio» en las cárceles.
Amnistía Internacional había evaluado anteriormente en 17.700 las personas muertas en las mazmorras del régimen desde el inicio del conflicto en marzo de 2011.
Pero según la ONG, «esa cifra no incluye a los 13.000 muertos adicionales» mencionados en el informe difundido este martes.
Miles de prisioneros están detenidos en la cárcel militar de Saydnaya, uno de los centros de detención más importantes del país, situado a 30 kilómetros al norte de Damasco.
Amnistía acusa al gobierno sirio de llevar a cabo una «política de exterminio» torturando regularmente a los detenidos, privándolos de agua, de alimento y de cuidados médicos.
Algunos prisioneros fueron violados o forzados a violarse entre sí. Había guardias que daban de comer a los detenidos tirando la comida por el suelo de la celda, a menudo sucio, denuncia la organización.
Además, los detenidos no podían hablar y tenían que adoptar posturas especiales cuando los guardias entraban en su celda.
«Cada día, había dos o tres muertos en nuestra ala (…) Recuerdo que el guardia nos preguntaba cuántos éramos», explicó Nader, un antiguo detenido cuyo nombre fue modificado.
Según él, tras un día particularmente violento lleno de torturas, 13 personas murieron en un ala de la prisión.
«Dormíamos con el ruido de fondo de la gente muriendo de asfixia. Para mí, era normal en aquel momento», dijo Hamid, detenido en 2011.
El gobierno sirio no ha reaccionado por el momento al informe de Amnistía Internacional.
La oenegé exhortó a la próxima cumbre de Ginebra a «no ignorar los resultados» de su informe y a la ONU a investigar «de inmediato» los hechos denunciados.