El 10 de febrero de 2007 se produjo un cambio total en el transporte público de los santiaguinos, que a la fecha sigue causando dolores de cabezas.
PUBLICIDAD
Los buses del Transantiago desplazaron a las micros amarillas, las que nos dejaron recuerdos imborrables que ya forman parte de nuestro folklore.
Tocar el timbre con un “cordelito», la tradicional calcomanía “Dios es mi copiloto”, los boletos de colores, las carreras interminables y un montón de anécdotas forman parte de nuestra vida.
Y tú, ¿qué es lo que más recuerdas de las micros amarillas?