Los policías y bomberos militares deberán retomar sus funciones a partir de las siete de la mañana de este sábado a cambio de no enfrentar ninguna sanción administrativa disciplinaria.
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En el acuerdo, que no recoge las reivindicaciones salariales de los agentes, el gobierno se compromete sin embargo a realizar las promociones de los policías que lo merezcan por ley -y que aún no disfrutaban de su nueva categoría-, así como a formar una comisión para revisar la carga horaria de los trabajadores.
«Conversamos con nuestros soldados y pedimos sentido común y que retomen las actividades. Son más de cien muertos», afirmó el secretario de Derechos Humanos de Espírito Santo, Julio Cesar Pompeu, en declaraciones recogidas por la estatal Agencia Brasil.
En la reunión, sin embargo, no estuvieron representantes de los familiares, en su mayoría mujeres, que desde el pasado sábado bloqueaban la salida de los cuarteles en reclamo de mejores salarios y condiciones laborales para los uniformados, que por la Constitución no tienen derecho a hacer huelga.
La protesta dejó las calles de Vitoria, la capital de Espírito Santo, así como de varias ciudades de este estado del sudeste de Brasil, sin patrullaje durante siete días.
Aunque el gobierno federal desplegó tropas para contener la situación, se reportaron más de un centenar de asesinatos desde que empezó la huelga, así como saqueos y agresiones.
La tensión se reavivó en la mañana del viernes, cuando las autoridades anunciaron el fracaso de las negociaciones con los familiares y la apertura de una investigación contra más de 700 agentes por el delito de «revuelta» (cuando están acuartelados, desobedeciendo órdenes de sus superiores y armados).