Frente a las ofensivas de la coalición, que arrebata territorios al «califato» y amenaza Mosul, su «capital» en Irak, y Raqa, en Siria, el EI advierte que, como ya hizo en el oeste de Irak hacia fines de la pasada década, podría convertirse en un movimiento de guerrilla más o menos clandestino. Y así preparar su vuelta, contando con el apoyo de al menos una parte de la comunidad sunita.
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«¡Oh, Estados Unidos, ¿crees que perder una ciudad o territorios significa ser derrotado?!», dijo este verano (boreal) poco antes de morir por el disparo de un dron estadounidense Abu Mohamed al Adnani, jefe y propagandista del EI.
«¿Acaso fuimos derrotados cuando perdimos las ciudades en Irak y estábamos en el desierto? ¿Y saldríais vosotros victoriosos -añadió- si perdiéramos Mosul, o Sirte o Raqa y todas las demás ciudades y tuviéramos que volver a nuestra condición inicial? ¡Por supuesto que no!», continuó.
«Es su perspectiva narrativa: las derrotas anuncian las victorias de mañana; son pruebas enviadas por Alá», explica a la AFP Dominique Thomas, experto en movimientos yihadistas de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS).
«Dicen: ‘ya lo vivimos antes en Anbar (provincia iraquí en la que fueron derrotados por una alianza entre el ejército estadounidense y algunas tribus sunitas), la década anterior demostró que incluso cuando se anunciaba nuestra muerte, supimos renacer de las cenizas'», argumenta.
«Apuestan por la derrota de la gobernanza posreconquista (…) no se hacen ilusiones sobre el lado inclusivo que las autoridades de Bagdad quieren aportar a las ciudades que recuperen. Piensan que ‘cometerán los mismos errores, las milicias chiitas llevan a cabo abusos’. Todo eso hará llegar el agua a su molino para seguir como guerrilla, al principio débil pero con una perspectiva de recuperación. Es la política del caos, que con el tiempo les permitirá recuperarse», señaló.
Vuelta a la clandestinidad
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En un informe publicado en Washington en diciembre, titulado «La amenaza yihadista», veinte expertos internacionales escribieron: «La próxima carta del EI podría ser la retirada hacia el desierto (…) La organización está segura de que puede sobrevivir de otra manera, más como una organización terrorista tradicional. El EI seguirá en condiciones de explotar el descontento sunita y fomentar las tensiones intercomunitarias durante los cinco o diez próximos años en Irak, Siria, Libia y potencialmente más allá» de estos países.
El término de «retirada al desierto» («inhiyaz ila al sahra»), que aparece regularmente en la propaganda yihadista desde hace unos meses, hace alusión al destierro de Mahoma en el año 622 por su propio clan, que lo expulsó de La Meca.
«Halló refugio y protección en un oasis que se convertiría más tarde en la ciudad de Medina, tras haber recorrido 450 kilómetros por el desierto», explica a la AFP el islamólogo Rachid Benzine. «Según la tradición musulmana se fue con un único compañero, pero otros se unieron a ellos y volvió victorioso a La Meca», agrega.
Sobre el terreno, hay indicios de que el EI, al tiempo que combate e intenta obstaculizar el avance de las fuerzas de la coalición, se prepara para volver a la clandestinidad.
«El grupo puede y volverá a lo que fue su estrategia de 2007 a 2011», estiman los expertos en el informe «La amenaza yihadista».
«La coalición no debe confundir» la «transformación del EI de un semiestado en una red terrorista -que es una elección estratégica deliberada- con la derrota definitiva del grupo», advierten los expertos Patrick Ryan y Patrick Johnston.