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El asesor de seguridad nacional de Donald Trump, Michael Flynn, renunció a semanas de asumir el cargo a raíz de la polémica generada tras haber ocultado la relación que mantenía con Rusia en los informes que entregó al vicepresidente Mike Pence y otros funcionarios de la Casa Blanca.
Esto luego que el 9 de febrero pasado, la edición digital del diario The Washington Post comunicara que en diciembre pasado Michael Flynn habría conversado sobre información confidencial de las sanciones con el embajador ruso en EEUU, Serguéi Kisliak.
Conversaciones sostenidas luego que el presidente estadounidense asumiera, a raíz de los informes de los servicios de inteligencia de su país, que Rusia intervino cibernéticamente en las elecciones presidenciales de noviembre pasado, con el fin de que Trump consiguiera la victoria sobre Hillary.
Luego del anuncio de su renuncia, Flynn publicó en su cuenta de Twitter que «Aunque acepto plena responsabilidad por mis acciones, creo que es injusto que yo sea el único chivo expiatorio de lo ocurrido».
A lo que agregó, «Pero si un chivo expiatorio es lo que se necesita para que esta administración continúe adelante con esta gran nación, estoy orgulloso de cumplir con mi deber».
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¿Qué sabía Trump de las conversaciones entre Flynn y Rusia?
Flynn se convirtió en el asesor de seguridad nacional que menos ha durado en su cargo y como el principal protagonista de la primera crisis que sufre el gabinete de Trump, a solo tres semanas de su investidura presidencial.
Lo problemático es que Flynn le habría afirmado a Kislyak que las relaciones de EEUU con Rusia durante el mandato de Trump no tendrían la misma «cordialidad» que mantuvieron durante la gestión de Obama, declaración que habría sido considerada como inapropiada por los servicios de inteligencias.
¿Qué arriesga Flynn todo esto? Al dejar sugerir un cambio de política en las relaciones bilaterales entre ambos países a la llegada de Trump, Flynn incurrió en una conducta penalizada por la llamada Ley Logan de 1799, la que impediría que ciudadanos se entrometan en actividades diplomáticas con países que tengan disputas con Estados Unidos, las que debiliten la posición del gobierno.
En el momento de la conversación con el embajador ruso, Flynn ya había sido nominado por Trump para su puesto y estaba a la espera de ser confirmado por el Senado.
Otro hecho relevante es que al parecer la Casa Blanca no tiene una versión oficial: mientras que Spicer informara a través de un comunicado que “Trump evalúa la situación”, una de las principales asesoras del presidente, Kellyanne Conway, expresó que el general “disfruta de toda la confianza” del mandatario.
La respuesta desde el Kremlin
Según el portavoz ruso, Dimitri Peskov, la dimisión de Flynn «es un asunto interno de Estados Unidos, un asunto interno de la administración del presidente Trump. No es asunto nuestro».
Sin embargo, Konstantin Kosachev, presidente del comité de Asuntos Exteriores de la cámara alta del parlamento ruso, publicó en su cuenta de Facebook que el cese de un asesor de seguridad nacional por sus contactos con Rusia es «no solo paranoia sino algo incluso peor».