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Trump pidió dimitir a Flynn porque habría perdido la confianza en él

A cuatro semanas de asumir el Gobierno, Michael Flynn debió salir del equipo del mandatario estadounidense como consecuencia de la revelación de sus contactos con Rusia. El Kremlin se deslinda de su dimisión: “es un asunto interno estadounidense”

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El general retirado Michael Flynn renunció este lunes a su cargo de consejero de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Donald Trump, acosado por una creciente polémica sobre sus controvertidas conversaciones que tuvo en diciembre con el embajador ruso en Washington, informó la Casa Blanca.

Trump habría pedido la dimisión de Flynn como su asesor de Seguridad Nacional porque perdió la confianza en él tras las revelaciones sobre sus contactos con Rusia, según indicó hoy el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov estimó este martes  que la dimisión de Flynn «es un asunto interno estadounidense».

«Es un asunto interno de Estados Unidos, un asunto interno de la administración del presidente Trump. No es asunto nuestro», declaró Peskov a la prensa. «No queremos comentar este caso de ninguna manera», añadió.

Se trata de la primera baja en el equipo más próximo de Trump, apenas cuatro semanas después de hacer asumido del poder. El general retirado Joseph Kellogg ocupará de forma interina el puesto de consejero de Seguridad Nacional, añadió la presidencia.

En diciembre pasado, cuando aún Barack Obama era presidente de Estados Unidos, Flynn había mantenido una conversación con el embajador de Rusia en Washington, Sergei Kislyak, en la cual se había abordado el tema de las sanciones estadounidenses a Moscú.

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En su carta de dimisión, Flynn admitió que «transmitió sin querer al vicepresidente electo y a otros información incompleta sobre sus conversaciones telefónicas» con el embajador ruso.

De acuerdo a su carta de renuncia, había presentado sus excusas a Pence y al propio presidente Trump «y ellos aceptaron mis disculpas». Flynn añadió sentirse «honrado» de haber podido prestar servicios al país a las órdenes de Trump.

Flynn había caído varias veces en contradicciones al tratar de explicar el contenido de sus charlas con el diplomático ruso e incluso involucró en el tema al vicepresidente Mike Pence, quien salió en varios oportunidades en su defensa.

Horas antes, el portavoz de la presidencia, Sean Spicer, había reconocido que Trump estaba «evaluando la situación» creada por Flynn y que estaba en contacto con Pence para analizar este tema.

Los congresistas demócratas reclamaban de forma insistente que Flynn dimitiera o fuera despedido, mientras los republicanos habían optado por mantener un cauto silencio.

La polémica estalló en enero cuando salió a la luz que Flynn había conversado con Kislyak, pero el ahora exconsejero siempre negó haber abordado el tema de las sanciones estadounidenses contra Moscú con el diplomático ruso.

El 15 de enero, cinco días antes de la toma de posesión, Pence apareció en varios programas de televisión para defender a Flynn y reiterar que no hizo mención a la cuestión de las sanciones en sus charlas con Lislyak.

Pero el diario The Washington Post y el The New York Times informaron el viernes pasado que los servicios de inteligencia descubrieron que Flynn pidió al embajador ruso no reaccionar de forma desproporcionada porque la administración Trump podría revisar las sanciones cuando llegara a la Casa Blanca.

Flynn dijo no recordar si habló de ellas, pero desde entonces ningún miembro del entorno de Trump se había pronunciado sobre el asunto.

En la tarde del lunes, Kellyanne Conway, influyente consejera de Trump, había asegurado a la prensa que Flynn gozaba de la «confianza» del presidente.

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