El sector Santa Teresa de Quiahue está ubicado al sur poniente de Lolol, casi en el límite con la Región del Maule. Allí, en medio de los bosques de eucaliptus vive Monserrat, de 4 años, junto a sus padres Bárbara Lara y Fernando Diaz. Hace unos meses la niña, según cuenta su mamá Bárbara, le había pedido con insistencia a su papá que le construyera una casita de muñecas. Él accedió.
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«Ella quería una casita arriba de un árbol, como de las películas, pero la convencimos de que lo mejor era construirla en el suelo, frente a su casa y bajo un arbolito, para que nosotros también pudiéramos jugar con ella», contó Bárbara Lara.
La familia cuenta que poco a poco el sueño de la niña se cumplió. Su papá Fernando, cada tarde, después del trabajo, avanzaba en la construcción. Ya le había puesto piso, paredes y solo le faltaba acomodar el techo para que no se mojara en invierno. La niña comenzó a guardar sus juguetes, una cocina y un juego de tacitas. Allí, jugaba junto a su papá, a quien le servía el té.
Pero los megaincendios, que arrasaron con más de 500 hectáreas en la zona centro sur del país, cambiaron los planes de la familia y causó una profunda pena en Monserrat. Las llamas no solo devoraron las casas y enseres de toda su familia, dejándolos en la calle y de brazos cruzados, sino que también convirtió en cenizas su pequeña casita de muñecas, que iba a ser inaugurada esta semana.
«Cuando regresamos a ver lo que quedó de nuestra casa, Monserrat fue corriendo donde estaba su casita de muñecas. Cuando la vio destruida, lloró todo el día. Estaba tan entusiasmada porque veía a su papá que la construía poco a poco y ella trataba de ayudar. Pero ahora con todo el incendio, no podrá tenerla quizás hasta cuándo. El papá le prometió una nueva más adelante, pero cuando terminen de construir su casa y la de la familia. Pero, en verdad, lo vemos muy difícil por ahora», lamentó Loreto Lara.
La familia Lara Díaz actualmente vive en una sede social cercana, a la espera de que instalen su vivienda de emergencia, beneficio al que ya accedieron sus otros familiares. «Mi marido está trabajando en la construcción de la nueva casa, como yo estoy embarazada no lo he podido ir a ayudar», aseguró Bárbara, quien agradeció toda la ayuda y apoyo recibido, especialmente del Hogar de Cristo.