¿Es posible que en el siglo XXI se incorpore un nuevo continente a la lista de los ya conocidos históricamente? Sí, y el ejemplo de ello es Zealandia, una gran extensión de tierra sumergida prácticamente en su totalidad y que se encuentra en el Océano Pacífico, cuyas cimas más altas son lo que conocemos como Nueva Zelanda.
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La aspiración de Zealandia por ser reconocido como un continente no es nueva. Se trata de una pelea que se inició hace más de dos décadas, cuando el estadounidense geofísico Bruce Luyendyk acuñara el término en 1995. Desde entonces, que los científicos empezaron a poner atención a este escondido lugar, el que aún no ha sido ampliamente reconocido por los académicos internacionales.
Zealandia validada científicamente
Sin embargo, un nuevo estudio publicado por la Sociedad Geológica de Estados Unidos , representa la primera investigación robusta y validada por otros académicos que describe y define a Zealandia como un nuevo continente.
En el estudio se explica que el continente tiene una superficie de 5 millones de km2, el equivalente a dos tercios de su vecina Australia y que el 94% del área está bajo el agua, mientras que sólo una pocas islas y tres masas importantes de tierra asoman a la superficie: las islas Norte y Sur de Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.
¿Cómo se ratifica al nuevo miembro?
Para el geólogo Nick Mortimer, autor principal del estudio, «el valor de clasificar a Zealandia como continente es mucho más que añadir un nombre nuevo a la lista».
Además, según los científicos, el continente cuenta con todos los criterios para ser considerado como tal:
- Elevación por sobre el área circundante
- Geología distintiva
- Un área bien definida
- Una corteza más gruesa que la del suelo océano circundante
Si esta propuesta fuera aceptada por la comunidad científica, Zealandia se convertiría en el séptimo continente según el modelo tradicional que incluye Europa, Asia, América, África, Oceanía y la Antártida. Sin embargo, aún existen dudas sobre este tipo de delimitación. En el estudio, los científicos se preguntan si acaso «¿Son América del Norte y América del Sur continentes verdaderamente independientes con su conexión a través del istmo de Panamá? ¿Dónde y por qué se pueden distinguir Europa, África y Asia teniendo en cuenta la Península del Bósforo y del Sinaí?».
La razón geológica para dividir los continentes, según los autores, es que sean grandes áreas identificables que yacen sobre la corteza continental. Este razonamiento es lo que les lleva a pensar que Zealandia también debería tener su propia identidad. Según ellos, uno solo tiene que mirar un mapa barimétrico para apreciar la cuestión. Cuestión por la que esta nueva masa de tierra no se agregaría a su cercana Oceanía, sino que constituiría un continente completamente nuevo.