Las mujeres que están en huelga de hambre desde el pasado 9 de febrero en la Puerta del Sol no dejarán la protesta hasta que los grupos parlamentarios del Congreso se comprometan a incluir sus veinticinco propuestas en el pacto de Estado contra la violencia de género.
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Ocho mujeres (Gloria, Martina, Patricia, Marian, Susana, Sara, Sonia y Celia) se pusieron en huelga de hambre el 9 de febrero en n esta acción reivindicativa, promovida por la Asociación Ve-la luz, y que se desarrolla bajo el lema «Seguiremos sembrando rebeldía hasta cosechar libertad».
Una de ellas, Celia, tuvo que ser ingresada en un centro hospitalario el viernes porque su salud estaba en riesgo.
Alto nivel de sobreseímiento y bajo número de condenas
«El sistema no está protegiendo a la víctima», asegura Gloria Vázquez, una mujer gallega de 44 años que lleva en huelga desde el principio y preside la asociación Ve-la luz, integrada principalmente por mujeres víctimas de violencia doméstica.
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Según explica, a pesar de la concienciación pública y las muchas medidas adoptadas se dan fenómenos como, por ejemplo, que una mujer separada de un maltratador se ve a continuación desprovista de sus hijos por problemas económicos.
Igualmente, critica que hay un elevado número de sobreseimientos de denuncias por violencia machista, y que en otros casos, los maltratadores piden la custodia de los hijos por la vía civil y lo consiguen pese a tener un proceso en su contra por la vía penal.
Por eso, considera que una mujer separada de una pareja violenta y con menores a su cargo «se enfrenta a la pérdida de custodia y de todo, hasta de sus hijos».
Se da la circunstancia de que en lo que va de año ha habido un recrudecimiento de la violencia contra las mujeres, con dieciséis víctimas asesinadas por sus parejas o exparejas, una cifra que convierte el inicio de 2017 en el más sangriento en violencia de género de la última década. En 2016 murieron en España 44 mujeres víctimas de la violencia machista y desde 2003, que existen estadísticas, 874 han perdido la vida por esta razón
Paula Vázquez, presidenta de la Asociación, atribuye el aumento de crímenes machistas en lo que va de 2017 al alto nivel de sobreseimientos y al bajo número de condenas que hubo el año pasado sobre el total de denuncias por violencia de género y pide que los partidos políticos recojan sus propuestas para eliminar lo que llaman «terrorismo machista».
En respuesta a esto, su asociación ha elaborado una lista de 25 reivindicaciones, que presentó el 6 de febrero a los partidos políticos representados en el Parlamento, los cuales deben ultimar en los próximos meses un pacto de Estado contra esta lacra.
Entre esos puntos se pide la pérdida de la patria potestad para los maltratadores, sin derecho a visitas, que ante indicios de violencia no se aplique la custodia compartida, y que se reconozca «como una forma de violencia de género» la multiplicación de pleitos por parte de los maltratadores para al final salir ganando.
Desde 2004 existe la llamada ley integral contra la violencia de género, aprobada por unanimidad bajo el mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y pionera en Europa. A partir de esa norma, se crearon los juzgados especializados en la violencia doméstica y el llamado Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, además de disponer de un teléfono para denunciar este tipo de violencia, gratuito y que no deja rastro en la factura. Sin embargo, en los últimos años ha habido recortes en los recursos destinados a la prevención y a la asistencia social de las víctimas de violencia de género y sus hijos, según denuncian los partidos de la oposición al Gobierno conservador Partido Popular (PP).
Desde que estas ocho mujeres comenzaron la protesta a principios de mes, cientos de personas se congregan todas las tardes en la Puerta del Sol para apoyarlas y distintos grupos de feministas organizan conciertos, actuaciones y monólogos, junto a la caseta donde se encuentran.
Allí, han dibujado en el suelo el símbolo de la paz con zapatos rojos, y acumulan velas, máscaras blancas y carteles con lemas como «Con el maltrato no hay trato» y «Ni una menos».
También se pueden leer consignas como «A la sociedad le indigna más una mujer libre que una mujer asesinada», «Más abrazos y menos tortazos», «El maltrato familiar despreciable y criminal» o «Vive sin miedo».