Las fuerzas iraquíes retomaron en Mosul la sede del gobierno provincial, un segundo puente sobre el Tigris y un museo que fue dañado por los yihadistas del Estado Islámico (EI).
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En un comunicado de prensa del comando conjunto militar, que coordina la lucha anti-EI en Irak, afirmaron que la policía federal y las Fuerzas de Intervención Rápida (FIR) «liberaron el edificio del gobierno de la provincia de Nínive y controlan un segundo puente (el puente Al Hurriyah)».
Un alto responsable de la policía federal, el general Raed Shakir Jawdat, aseguró por su lado que las fuerzas de seguridad habían lanzado un ataque sorpresa «y liberado el complejo del gobierno provincial así como la sede central de la policía».
También anunció la reconquista del edificio del banco central y del museo arqueológico, que los yihadistas habían dañado en 2015 destruyendo a golpes estatuas antiguas y tesoros pre islámicos.
El EI había publicitado este saqueo en un video que provocó indignación internacional, y los los expertos lo compararon a la época de destrucciones mediante demolición de los Budas de Bamiyan por los talibanes en Afganistán en 2001.
El último bastión del EI en Irak
Las fuerzas iraquíes lanzaron el 19 de febrero pasado una gran ofensiva para reconquistar la zona oeste de Mosul, último bastión del EI en Irak, pero el mal tiempo había frenado el ataque durante unos días.
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A fines de enero, las fuerzas iraquíes habían reconquistado la parte oriental de Mosul, la segunda ciudad de Irak, situada en el norte del país.
Mosul, la capital de Nínive, está dividida en dos por el río Tigris, cuyos cinco puentes han sido dañados o destruidos. Razón por la que los dos puentes tomados por las fuerzas iraquíes facilitarán, tras ser reparados, el paso de tropas y armas de la parte oriental a la occidental.
Los combates en el oeste de Mosul han provocado el éxodo de más de 50.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Sin embargo, la mayor parte de los 750.000 habitantes del oeste de Mosul, donde hay escasez de alimentos y medicamentos, permanece todavía en sus hogares.
En junio de 2014, al cabo de una ofensiva relámpago, el EI se apoderó de vastos territorios al norte y al oeste de Bagdad.
Pero desde marzo de 2015, con la liberación de la ciudad de Tikrit, y a lo largo del año 2016, la agrupación yihadista ha perdido casi todos los territorios conquistados.
La retirada en Siria
También en Siria el grupo yihadista está retrocediendo, y su principal bastión, la ciudad de Raqa, se ve amenazado.
En el norte de este país en guerra desde hace siete años, el EI se enfrenta además a dos ofensivas: la de las fuerzas del régimen apoyadas por Rusia, y la de una alianza apoyada por Estados Unidos.
Esta última, las Fuerzas democráticas sirias (FDS), está a pocos kilómetros de Raqa, la «capital» de facto del grupo yihadista.
Entretanto, los jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Turquía, Estados Unidos y Rusia están reunidos este martes en el sur del territorio turco para abordar la situación en Siria e Irak.
Turquía, Rusia y Estados Unidos tienen objetivos diferentes en Siria, pero los tres países combaten al EI.
Esta reunión trilateral tiene lugar después de que el primer ministro turco Binali Yildirim afirmara que Turquía no podía lanzar una operación para reconquistar Manbij, en el norte de Siria, «sin una coordinación con Rusia y Estados Unidos».
Manbij, en manos de las FDS que apoya Washington, está en la mira de Turquía, que quiere expulsar a las Unidades de Protección Popular (YPG), milicia kurda a la que considera «terrorista».