Este martes, el dimitido asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Michael Flynn, presentó ante el Departamento de Justicia unos documentos que lo identificaban como consultor extranjero por un trabajo por valor de 530.000 dólares que hizo para la empresa turca Inovo BV entre agosto y noviembre de 2016, en plena campaña presidencial de Donald Trump.
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De acuerdo con los documentos entregados, el general retirado que dimitió forzado por sus contactos con el Kremlin, reconoció que su asesoría «puede interpretarse en beneficio principalmente de la República de Turquía».
Preguntado este jueves por si Trump era conocedor del trabajo de Flynn en pro del Gobierno de Erdogan, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, respondió: «No creo que esto se supiese».
Flynn asesoró a Trump en seguridad nacional durante la campaña (al mismo tiempo que trabajaba para Inovo BV) y fue uno de los primeros nombramientos del presidente poco después de ganar las elecciones ante la demócrata Hillary Clinton.
Siempre rodeado de polémica, Flynn dimitió luego que se filtrara que había hablado con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, sobre las sanciones del entonces presidente, Barack Obama, contra Moscú por la supuesta injerencia electoral y que había mentido a altos cargos de la Casa Blanca, entre ellos el vicepresidente, Mike Pence, sobre el contenido de esos encuentros.
Precisamente Pence enfatizó en una entrevista a Fox News que el trabajo de Flynn en beneficio de Ankara es una prueba más de que Trump tomó la opción acertada al exigirle la dimisión.
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«Es lo primero que escucho (al respecto de Flynn y Turquía) y creo que reafirma la decisión del presidente de pedirle la renuncia a Flynn«, indicó el vicepresidente estadounidense.