La diputada comunista Camila Vallejo ingresó un nuevo proyecto que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. Citando a un reconocido cantante, la parlamentaria señaló que “como el Puma, todos tienen derecho a ser felices”.
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Las personas merecen gozar del fruto de su trabajo. Merecen estar con sus hijos, con sus amigos. No es justo que pasen la mayor parte del tiempo trabajando, sobre todo si eso no significa mayor productividad”, señaló Vallejo.
El documento se realizó en base de numerosos estudios sobre productividad, economía y sicología, y busca que las personas trabajen una hora menos diariamente, demostrando que esto no influye en la productividad.
Vemos países como Holanda o Suecia, donde la fuerza laboral es la misma, trabajan 10 horas menos semanales y producen mucho más que nosotros”, recalcó la parlamentaria.
En efecto, Holanda tiene una población económicamente activa de 8,97 millones de personas, similar a las 8,59 de Chile. Ellos, sin embargo, trabajan 29 horas semanales y tienen un PIB de $869,5 mil millones, muy superior a lo $258,1 mil millones nacionales.
Apoyo gradual
Expertos en empleabilidad concuerdan con que las 45 horas semanales que se trabajan en Chile no traen los retornos esperados.“Las horas de trabajo en Chile están por sobre el promedio de la Ocde, pero eso no se ha traducido en mayor productividad. Esto es el reflejo de una cultura laboral en donde predomina el cumplimiento de horarios más que de metas”, asevera Juan Bravo, analista senior Clapes UC.
Más allá va Javier Irarrázaval, académico de la facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián (USS), quien señala que “en Chile, iniciativas de este tipo disminuirían el ‘presentismo laboral’, cuando los empleados ‘calientan la silla’ sin estar realmente trabajando, produciendo”.
Ambos especialistas incluso recuerdan que en 2005 se redujeron las horas de trabajo semanales de 48 a 45 en nuestro país.
El crecimiento del producto por hora trabajada fue de 3,7% y en 2006, se aceleró a 4,8%. Al menos en las cifras no se observó efecto dañino del ajuste en la economía”, explica Bravo.
Asimismo, Irarrázaval sostiene que es necesario avanzar en materias de flexibilidad laboral para compensar la menor cantidad de horas de trabajo y mejorar “la ‘distribución del trabajo’: los que trabajan, trabajan de manera muy intensa; los demás, están cesantes”.
Para lograrlo, el académico de Clapes UC agrega que “tenemos que ir cambiando la cultura del cumplimiento de horarios al cumplimiento de metas, pero eso lleva tiempo, esas culturas laborales no cambian de un día para otro”.