Esta semana Publimetro, en alianza con Hogar de Cristo, en el marco de la campaña #JuntosporChile, les presenta tres nuevas historias de la reconstrucción, protagonizada por vecinos que resultaron damnificados por los incendios forestales que arrasaron con las localidades de Chillancito y en la Población San Jorge.
PUBLICIDAD
Quienes deseen colaborar en al campaña del Hogar de Cristo, pueden hacerlo en la Cuenta Corriente N° 40001024 del Banco Bci en todas las sucursales del país, RUT BCI: 97.006.000 – 6 y mail hcristo@hogardecristo.cl
“Con luz de esperanza, se ilumina el corazón”
“Era un día jueves, en la tarde, creo que eran como las cinco. Estaba con mi hermano y mi hijo mayor en la casa, y no pudimos hacer nada, tuvimos que mirar y esperar que el fuego lo consumiera todo. El incendio venía de todos lados. Yo vivo cerca de la rotonda y de ahí vimos cómo los cerros se estaban quemando. En la población San Jorge sólo se quemaron dos casas, una que estaba arriba de nosotros y la nuestra. Y fue pérdida total en ambas casas. Ese día, recuerdo, nadie nos ayudó. Los bomberos llegaron cuando ya no había nada qué hacer, cuando la casa estaba totalmente quemada. Sentí impotencia, pero bueno así son las cosas de la vida. Soy un hombre positivo”.
Ya sin casa, Fernando Henríquez Alarcón (32) estuvo viviendo un tiempo con su suegra, en la localidad de Chillancito, pero hoy habita una mediagua que le entregó el municipio.
Trabaja como comerciante, administra un restaurant con su señora, negocio familiar. “Con mi señora e hijos estamos superando todo esto, ya pasó lo más terrible. En su momento lo vimos todo negro, pero ahora estamos más positivos. Cuando hay una luz de esperanza, se ilumina el corazón. Estamos contentos porque postulamos al subsidio y nos van a construir una casita nueva. Gracias a Dios vamos a tener casa solida y por eso estamos todos muy contentos y felices. Deberíamos tener nuestra casa ya construida, de aquí a noviembre”.
Este comerciante agrega que “a los tres días del incendio, nos llamaron de la municipalidad para informarnos que habíamos sido beneficiados del kit del Hogar de Cristo. Para mí fue excelente, toda ayuda es bienvenida, porque cuando uno está en una situación dramática, queda de brazos cruzados, desorientado, no sabe a quién acudir y cuando uno recibe ayuda, se agradece. Jamás imaginamos que del Hogar de Cristo íbamos a recibir alguna ayuda. Que alguien extraño te brinde una mano siempre se agradece, más aún cuando nadie lo había hecho”.
“En el incendio no salvé ni una cuchara”
José Yáñez es agricultor, tiene 84 años y ya cumplió las bodas de oro con Corina Pérez. De esa unión, nacieron siete hijos que van entre los 60 y los 30 años.
PUBLICIDAD
“En el momento en que se quemó mi casa, yo no estaba en ella, estaba en la casa de uno de mis hijos. Cuando me vine ya se había quemado todo. Pérdida total mi casa. No salvé ni una cuchara. Mis perros y gatos también se quemaron, pero ahora se están recuperando. Sólo le pedí al Señor que me diera un lugar para pasar el resto de la vida que me queda”.
Al estar su casa completamente quemada, se fue por unos días a vivir donde una hija. “Ahora, por el momento, estoy en otra casita habitando, en la de mi nieto. Ahí vivimos con mi señora y mi hijo menor. Nos dijeron que nos darían una mediagua, pero aún nada, no ha llegado la ayuda que nos ofrecieron en la municipalidad. Yo quiero mi casita para tener donde habitar. Me dijo el alcalde que me iba a regalar una buena casa, no una mediagua, pero tampoco ha llegado”.
“Hace un tiempo, no recuerdo la fecha exacta, nos entregaron en la municipalidad el kit del Hogar de Cristo, y harto nos ha servido. Es una tremenda ayuda, estoy muy agradecido. En la casita de mi nieto estamos ocupando la cocina, el comedor, los camarotes, todo nos ha servido, ya que como dije antes, en el incendio no salvamos ni una cuchara”.
“Lo dejé todo en las manos de Dios”
Silvia Ulloa Copelli vive hace 13 años en la Población San Jorge, Km 12 ½ de Concepción. Comparte techo sólo con el menor de sus tres hijos, de 18 años, y su nieto.
“El día del incendio yo estaba trabajando (es maestra de cocina en una restaurant penquista) y un vecino del negocio del frente me dijo que se estaba incendiando la población San Jorge. Llamé de inmediato a mi hijo mayor, quien vive en Chiguayante, Richard, y le pedí que pasara a buscar a su hermano, Fernando, para que fueran a mi casa y ver qué pasaba. Sentí impotencia, pero no podía hacer nada”.
“Mis hijos se comunicaban conmigo por teléfono y me informaban cómo estaba mi casa. Uno de ellos me dijo: ‘Mamá no quiero que vengas, que ya no hay solución, caen bolas de fuego del cerro a la casa, todo se quemó’. Ambos llorábamos desconsoladamente, pero no teníamos nada más que hacer”.
“Yo nunca pensé que sería de tal magnitud, a última hora, cuando vieron que el fuego venía, comenzaron a sacar mis cositas. Sólo alcanzaron a rescatar el refrigerador y unos sillones livianitos. Cuando volvieron por más cosas, ya mi casita estaba toda quemada. Quedé prácticamente en la calle”.
“Yo soy muy creyente, soy una mujer cristiana, lo dejé todo en las manos de Dios, que Dios hiciera su voluntad. Él nos sustenta, y yo sabía que de alguna forma no iba a quedar en la calle. Y gracias a Él ha sido de esa forma”.
“Gracias al municipio, recibimos súper rápido las mediaguas. Las instalaron y días después ya teníamos una casita nueva. Me siento cómoda, bien en ella. También gracias al Hogar de Cristo tengo mis camas, mi mesa, mi cocina; así que muy agradecida, todo nuevo y de muy buena calidad; qué más podía pedir. Estoy con lo más necesario”.