La Unión Europea (UE) evalúa endurecer las exigencias para la importación de carne brasileña tras el escándalo que ha salpicado a importantes empresas del sector en el país por adulterar el producto.
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«La decisión de introducir medidas más rigurosas por la UE está en estudio. Estamos reforzando las verificaciones documentales, físicas, en todos los planos de interés», dijo el comisario para la Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Vytenis Andriukaitis, en una rueda de prensa en Brasilia.
El funcionario reiteró que necesitan «montar una red de respuesta inmediata en caso de que haya una nueva crisis» por medio de un «sistema de control oficial e independiente».
La Unión Europea mantiene por el momento las restricciones impuestas desde que se destapó el escándalo el pasado 17 de marzo, que se refieren únicamente a las 21 plantas cárnicas investigadas en Brasil y a las que las autoridades del país les suspendieron temporalmente las licencias para exportar.
Andriukaitis también recomendó a sus socios comerciales que «introduzcan las mismas reglas y los mismos requisitos» que rigen en el bloque europeo porque así «se avanzará en la cooperación».
Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo, así como el cuarto en el segmento de cerdos, y vio como tras el escándalo una veintena de países imponían restricciones parciales o totales a las importaciones del producto.
El escándalo surgió a raíz del descubrimiento de una mafia de productores que sobornaban fiscales sanitarios para vender carnes con plazos de calidad vencidos y adulteradas con productos químicos no aptos para su consumo.
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Una de las empresas salpicadas es JBS, una de las mayores exportadoras cárnicas del mundo, algunas de cuyas plantas están siendo fiscalizadas, lo que ha obligado a la compañía a reducir su producción y conceder vacaciones masivas a sus trabajadores.
La empresa informó en una nota que dará vacaciones de 20 días a partir del próximo 3 de abril a los empleados de 10 de sus 36 unidades en Brasil.
De acuerdo con JBS, la medida «es necesaria en virtud de los embargos temporales impuestos a la carne brasileña por los principales países importadores, así como por la reducción de las ventas de carne bovina en el mercado interno en los últimos diez días».
Según datos del Gobierno brasileño, el escándalo puede costarle el 10% de su mercado externo y pérdidas cercanas a 1.500 millones de dólares anuales.