María Bersabé Ponce tiene 86 años y todos los días se sienta en la hamaca que se ubica en la habitación principal de su casa, la que empezó a construir hace 12 años con sus propias manos.
Con el terremoto de 7,6 grados que sacudió El Salvador en 2001 su vivienda se derrumbó, y al no poder «darse el lujo de tener una casa convencional» comenzó su nuevo proyecto, el que hoy da vuelta al mundo por su ingenio: «La casita encantada» mide 50 metros cuadrados y su fachada hecha de botellas de plástico ya anuncia su mística, está hecha solo de materiales reciclables.
Su hija, Rosa Miriam, es también su vecina, y tal como narra la prensa local, la idea le pareció una “locura”. Sin embargo, hoy agradece que la perseverancia de su madre en cumplir su sueño les genere ingresos, ya que la casa está abierta a los turistas, quienes para ver la construcción deben dejar un aporte voluntario.
Si bien la casa ubicada en el pueblo de El Borbollon, El Transito, no tiene electricidad ni muebles, en mayo, la panadera artesanal celebrará sus 87 años.
