Actualmente en Chile, si un niño o niña no logra demostrar que logró los aprendizajes mínimos esperados para su nivel académico, queda repitiendo y no puede ser promovido al siguiente curso, lo que genera en muchos casos problemas asociados de autoestima y confianza en los estudiantes.
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El sistema de promoción de Chile no es igual que en todos los países, ya que como demuestra un estudio del Centro de Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) de la Universidad Católica, existen tres tipos de normativas de repitencia escolar, y sugieren que Chile se adapte a un modelo más flexible.
Según la normativa del Mineduc sobre la evaluación y promoción de los alumnos de educación básica, para pasar de curso se debe cumplir con un 85% de asistencia y una nota mínima a 4,0 de promedio, lo que según el estudio se conoce como “repitencia instalada”, ya que se toma la repitencia como un mecanismo de gestión y control de calidad.
El modelo que utiliza Chile es similar al de Alemania, España, Uruguay y Colombia, lo que quiere decir que en estos países, si no se cumplen con notas mínimas, no se puede avanzar a otro curso, lo que se diferencia de la “promoción automática” de Japón y Noruega, el que no permite que sus estudiantes vuelvan a repetir las materias, sino que buscan otras estrategias para nivelar el aprendizaje.
“Sería bueno tomar en cuenta repetir sólo algunas asignaturas y que no signifique hacer de nuevo todo el curso, lo que puede resultar terrible para todas las otras materias que ya se aprendieron”, explica Cristóbal Villalobos, investigador del Ceppe UC.
La investigación concluye que es aconsejable acercarse al modelo de “repitencia excepcional” que emplean países como Finlandia, Costa Rica y Perú, en el que las estrategias pedagógicas toman en consideración sólo volver a hacer las asignaturas que se reprobaron o limitar la repitencia a lo largo de la etapa escolar con un máximo de dos veces.
“Esto debe ir acompañado con programas de apoyo, para que la repitencia no sea entendido como una solución que se tome a final de año, sino que más bien que se vaya detectando los posibles rezagos durante el año, o sea si al alumno le fue mal en matemática, sólo repetir esta asignatura”, agrega el experto.
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La teoría de cambiar la repitencia de cursos, por volver a repetir materias en las que no se logró contenidos mínimos, es aprobada por Hernán Hochschild, director ejecutivo de Elige Educar, quien explica que la reprobación de un curso trae consecuencias negativas para el aprendizaje y la autoestima de los estudiantes.
“La repitencia por si misma puede dañar la mirada del niño sobre cómo mejorar, sobretodo cuando se repite por notas porque se toma como un castigo, además se ha demostrado que el volver a hacer un curso no genera mayores aprendizajes”, asegura Hochschild.
Desde Elige Educar, sugieren herramientas para cambiar la forma de enseñar, con una retroalimentación formativa donde se genere mayor aprendizaje a partir de los errores y se aprecien las expectativas de los niños, todas alternativas que se toman en Finlandia con clases de recuperación, apoyo sostenido, programas online del gobierno para los niños con dificultades, para evitar que repitan niveles académicos.