Donald Trump, quien criticó duramente a China antes de su elección, recibió al presidente de China, Xi Jinping, en el distendido contexto de Mar-a-Lago, la lujosa residencia del multimillonario presidente estadounidense en Florida.
PUBLICIDAD
El jefe del país más poblado del mundo, quien fue recibido en la tarde en el aeropuerto de Palm Beach por el secretario de Estado Rex Tillerson y una guardia militar de honor, hasta ahora ha sido cauteloso en sus reacciones a las provocaciones del magnate inmobiliario.
Trump llegó poco después a su «Casa Blanca de invierno», como apodó el presidente a su resort de Florida, donde sostendrá con Xi una serie de reuniones en lo que promete ser una clase maestra de estudiada informalidad.
Atendiendo preocupaciones de seguridad y de percepción de la opinión pública, Xi y su esposa no se hospedarán en Mar-a-Lago sino en un resort cercano en la costa floridana que, por ahora, está siendo vigilado por francotiradores, unidades tácticas y guardacostas.
El magnate inmobiliario ha calificado a China como el principal rival de Estados Unidos, principalmente en materia de comercio internacional, y la ha acusado de debilidad en su respuesta a la amenaza nuclear que representa Corea del Norte.
También acusó a Pekín de «manipular» su moneda.
«Amenaza urgente»
Aunque ambos países deberían continuar su «tradición» diplomática de mantener «compromisos fuertes», hay varias piedras angulares en el camino por analizar, destacó el miércoles Susan Thornton, responsable para Asia del Departamento de Estado.
PUBLICIDAD
El primer tema espinoso es Corea del Norte, que volvió a desafiar a Estados Unidos y a la comunidad internacional el miércoles lanzando su quinto misil en lo que va de año.
Unas horas antes de recibir a Xi, Trump aseguró en una conversación telefónica al primer ministro japonés, Shinzo Abe, que Estados Unidos «continuará reforzando su capacidad militar» frente a «la seria amenaza que sigue representando Corea del Norte».
Desde hace varias semanas, Washington exhorta a Pekín a presionar a su aliado Pyongyang, a quien ofrece un colchón diplomático en Naciones Unidas.
Trump dejó caer la amenaza de una intervención militar unilateral en una entrevista publicada el domingo por el Financial Times, apuntando que está preparado para «solucionar» solo el problema norcoreano si China duda demasiado tiempo.
Más reuniones en el futuro
Otro tema candente que debería estar en la agenda de las conversaciones es el comercio.Trump quiere abordar el déficit de Estados Unidos con China, que se elevó a 350.000 millones de dólares en 2016.
La Casa Blanca ha prometido hablar de forma franca sobre esta cuestión, para «reducir las barreras a la inversión y a los intercambios creados por los chinos», explicó una fuente gubernamental.
China impone un arancel del 25% a las importaciones de vehículos, limita las importaciones de muchos productos agrícolas y cierra el importante sector de servicios a las inversiones extranjeras.