Columna: Soto no es Jadue

Comparar al ex presidente del Sifup con el calerano, como han hecho algunos, me parece mucho. El ex futbolista ha dado la cara y ha pedido 30 días para justificar los gastos sin rendir.

Me pasa algo raro con Carlos Soto. Cuando escucho y leo sus respuestas a las acusaciones que se le han hecho en los últimos días, le “compro”, le creo que no se enriqueció personalmente y que el escándalo que explotó tiene su raíz en un organismo añejo, con prácticas antiguas y favores al compadre.

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La gran equivocación del ex futbolista tiene que ver con un problema común en instituciones de este tipo: la eternización en el cargo. Una persona que está 18 años como presidente en un ente como el Sifup, el cual no es sometido a controles rigurosos de forma regular, pasa a creerse el dueño, sino pregúntenles a los argentinos por Grondona.

Aunque quizá la mayor inconsistencia del ex timonel esté entre su discurso histórico y lo que se supo en la semana que acaba. Alguien que peleó con uñas y dientes por las platas de los jugadores durante casi dos décadas, incluso parando el fútbol, no puede haber sido tan desprolijo con esos mismos fondos.

Pero de ahí a compararlo con Jadue, como han hecho algunos, me parece mucho. Entiendo que ahora conviene darle en el suelo, sin embargo, de partida, el ex defensa ha dado la cara, ha contestado preguntas y ha pedido 30 días para intentar justificar los 251 millones no rendidos, no se escapó a Miami ni le echó la culpa al resto.

Todo apunta a que una posible malversación de fondos está descartada, aunque sí hay un reconocimiento de “errores” por parte de la anterior directiva. Por eso, no hay que mezclar peras con manzanas ni hacer una cacería de brujas para la galería, sino esperar este mes de plazo y luego sacar conclusiones.

Aclaro, encuentro excelente que se haya hecho esta auditoría y que haya salido a la luz, para que se sepa hacia dónde fueron a parar los dineros sin respaldo y se devuelvan los que se gastaron por amiguismo -ya se avisó que se reembolsarán-. Transparencia ante todo, para que el Sindicato de Futbolistas PROFESIONALES deje atrás el amateurismo.

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