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En el segundo día de la cumbre, los ministros de Relaciones Exteriores del grupo (Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido, Canadá, Francia e Italia) mantuvieron una reunión sobre Siria con diplomáticos de Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania y Catar.
Después de ese encuentro, Tillerson defendió la necesidad de que los sirios puedan determinar su futuro político. «Nuestra esperanza es que Bashar Al Asad no forme parte de este futuro», dijo.
Tillerson abundaba así en la opinión de sus homólogos del G7 que aseguraron que no habría ninguna solución para Siria mientras Asad siguiera en el poder, según declaró a la prensa el ministro francés Jean-Marc Ayrault.
El secretario de Estado norteamericano viajaba este martes a Moscú para abordar la guerra en Siria, en un contexto de fuertes tensiones entre Estados Unidos y Rusia.
Washington ha incrementado la presión sobre el Kremlin para que refrene a su aliado Asad, después de que un presunto ataque químico atribuido al régimen dejara 87 muertos en una localidad rebelde del noroeste de Siria.
Como represalia, unos buques estadounidenses estacionados en el Mediterráneo lanzaron el viernes 59 misiles de crucero Tomahawk contra un base aérea siria.
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«Para ser claros, nuestra acción militar fue una respuesta directa a la barbarie del régimen de Al Asad», aseguró Tillerson este martes. Aunque «la prioridad de Estados Unidos en Siria e Irak sigue siendo la derrota» del grupo (yihadista) Estado Islámico (EI), añadió.
Moscú aseguró, por su parte, que esperaba evitar un enfrentamiento y se comprometió a cooperar con Washington de forma «constructiva».
– Sin consenso sobre nuevas sanciones –
Los ministros del G7 no lograron ponerse de acuerdo sobre la pertinencia de imponer nuevas sanciones a Damasco y Moscú.
«De momento no hay ningún consenso sobre el hecho de que nuevas sanciones sean un instumento eficaz», declaró el ministro de Exteriores italiano, Angelino Alfano, después de que su homólogo británico, Boris Johnson, abordara esa cuestión.
El lunes, Washington advirtió nuevamente al Gobierno sirio que no procediera a nuevos ataques con armas químicas y aseguró haber destruido el 20% de la aviación de Al Asad en su bombardeo de la semana pasada.
«Estados Unidos no permanecerá pasivo mientras Asad mata a inocentes con armas químicas», avisó el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis.
El bombardeo contra la base aérea siria fue el primer ataque estadounidense contra el ejército de Asad desde el inicio de la guerra en 2011.
Este martes en Lucca, el ministro alemán Sigmar Gabriel intentó rebajar las tensiones. «Todos los Estados del G7 quieren evitar una escalada militar y desean una solución política sin una nueva espiral de violencia», declaró.
«Queremos que Rusia respalde el proceso político para una resolución pacífica del conflicto sirio», añadió Gabriel, que afirmó que Tillerson goza de «todo el apoyo» del G7 para sus conversaciones en Moscú.
– Bombas de barril-
El portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer fue aún más lejos que Mattis al advertir que el presidente Donald Trump podría ordenar nuevos ataques como represalia si se verifica el uso de bombas de barril por parte de la tropas gubernamentales.
«Si arrojas gas a un bebé o lanzas una bomba de barril contra gente inocente, habrá una respuesta de este presidente», aseguró el portavoz.
Se trata de la primera vez que la administración estadounidense se refiere a las bombas de barril, un tipo de artefacto explosivo que suele provocar un gran número de víctimas.
Un alto funcionario de la Casa Blanca corrigió luego el tiro, al sostener que «nada ha cambiado» en la posición oficial estadounidense.
Moscú y Teherán amenazaron, por su parte, a Washington con una «reacción firme» ante toda nueva «agresión a Siria».
Varias rondas de negociaciones auspiciadas por la ONU han fracasado en su intento de poner fin a una guerra que ha causado más de 320.000 muertos y millones de desplazados desde marzo de 2011.