La GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast bomb (MOAB) es la bomba no nuclear más poderosa que posee Estados Unidos. Nunca había sido usada… hasta hoy.
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Su producción comenzó en 2002 y se probó por primera vez al año siguiente. Viene a suplir la BLU-82, que se usó en Vietnam para destruir túneles y complejos militares del Vietcong. También fue utilizada en la Guerra del Golfo de 1991 para destruir túneles o grandes áreas de campos minados
Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, sin embargo, estimaron que la BLU-82 ya no era lo suficientemente poderosa y se desarrolló la MOAB o conocida entre los militares estadounidenses como “la madre de todas las bombas”.
Este artefacto pesa casi 10 toneladas, tienen una longitud de 7,6 metros y un diámetro de 1,5 metros. Es guiada por un sistema de GPS que garantiza una precisión en su impacto.
Respecto de su capacidad de destrucción, la MOAB no deja vida en 10 kilómetros a la redonda. El arma despliegue gases incandescentes que penetran por toda las zonas, incluso subterráneas, de ahí que uno de los objetivos que busca es destruir túneles y bases subterráneas.
Aviation Thermobaric Bomb of Increased Power (ATBIP)
Rusia, para no quedar atrás, tiene en sus arsenales la llamada “padre de todas las bombas”, que tiene cuatro veces más potencia que si símil estadounidense.
La bombas rusa es más pequeña, pero el uso de nanotecnología le permite ser más poderosa. Tiene la capacidad destructora de una pequeña bomba atómica. Su prueba fue en 2007 y desde ahí se transformó en el armas más letal no nuclear del planeta.