Cercanos a la familia confirmaron hoy la muerte de Agustín Edwards Eastman, propietario de El Mercurio, a los 89 años.
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Nacido en noviembre de 1927, Edwards formó parte de una dilatada dinastía empresarial y propietaria de medios cuyo origen en Chile se remonta a principios del siglo XIX. Tras el súbito fallecimiento de su padre, Agustín Edwards Budge, se hizo cargo de la dirección de las empresas del grupo familiar, y se transformó en una de las personalidades más influyentes en el país durante casi 60 años.
Distintas publicaciones han entregado detalles de su rol en el origen del golpe cívico-militar de 1973, así como sus relaciones con la CIA estadounidense. Tales antecedentes figuran tanto en el informe del Comité Church del Senado de Estados Unidos como en libros e investigaciones realizadas en ese país y en Chile. No obstante, el empresario siempre negó haber tenido intervención directa en la génesis de la acción realizada por las Fuerzas Armadas el 11 de septiembre. El 13 de mayo de 2015, el Colegio de Periodistas lo borró de sus registros, en una decisión que el abogado del dueño de El Mercurio, Miguel Schweitzer, consideró como carente de “peso ético”.
Constante defensor del régimen encabezado por Augusto Pinochet, Edwards sufrió en 1991 el secuestro de su hijo Cristián, cometido por un comando del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y organizado por Mauricio Hernández Norambuena, “Ramiro”, actualmente preso en Brasil.
Conforme pasaron los años, ya en la década de 2000, comenzó a delegar gran parte del control de la empresa periodística en Cristián Edwards, designado como vicepresidente de El Mercurio SAP, proceso que se aceleró mientras se deterioraba la salud del patriarca.
Con su muerte se abren interrogantes en torno a su sucesión, con tres figuras principales entre sus hijos: Cristián, quien para asumir la vicepresidencia debió dejar su trabajo en EEUU, en el prestigioso diario The New York Times; Agustín, director de “Las Últimas Noticias”, y Felipe, vicepresidente ejecutivo del vespertino La Segunda.