Chile debería combinar de una manera más equilibrada sus políticas económicas con las de protección social para seguir reduciendo la pobreza en un contexto de constante cambio, indicaron este miércoles en Roma varios expertos.
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La analista chilena Danae Mlynarz, hasta hace poco jefa de Cooperación público-privada en el Ministerio de Desarrollo Social de su país, apuntó en una charla que «la política social debe converger con la productiva» e integrar medidas como, por ejemplo, la protección social y el ordenamiento de los subsidios.
A su juicio, los grandes proyectos de inversión en el país sudamericano han estado enfocados sobre todo en «extraer las riquezas en vez de compartir los beneficios con las comunidades locales».
En un escenario en el que cada vez «la pobreza es más compleja», Mlynaz llamó a elaborar políticas que sean también «complejas», para lo que se necesitan nuevos sistemas de medición.
La última encuesta del Ministerio de Desarrollo Social, con datos de 2015, señala que un 11,7% de la población chilena es pobre si se tienen en cuenta sus ingresos, un porcentaje que es del 20,9% desde una perspectiva multidimensional.
La pobreza multidimensional es aquella que no solo se mide por el nivel de ingresos económicos, sino también por otros indicadores como el grado de escolarización, la malnutrición, la atención sanitaria o los servicios básicos.
Desde esa lógica, la pobreza afecta al 18% de los chilenos que viven en las ciudades y al 35% que habita en las zonas rurales, mientras que por edades los menores son los más vulnerables y por grupo social, los pueblos indígenas.
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El director de Investigación del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) Paul Winters sostuvo que en países como Chile se debe «poner al sector privado a trabajar» y «encontrar el equilibrio» en la combinación de medidas a favor de la producción y de la protección social para no perjudicar ni a la economía ni a las personas.
Además de promover políticas destinadas específicamente a los más pobres para su integración social, el especialista de esa organización de la ONU consideró necesario que esas personas «no vivan en las peores condiciones, pero que transformar sus vidas también sirva para hacer algo productivo».
Destacó que las economías rurales están cambiando y las políticas deben adaptarse igualmente a unos sistemas productivos como el de la alimentación cada vez «más complicados».