La flota de la Armada de Estados Unidos que va rumbo a la península coreana para disuadir al régimen de Kim Jong-un carece de una capacidad que debería ser primordial en este tipo de conflicto.
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Se espera que el USS Carl Vinson y los destructores y cruceros de guerra acompañantes del portaaviones lleguen a las aguas cercanas a la península esta semana, llevando varios tipos de armamento, como decenas de misiles crucero Tomahawk y anti-buque, aviones anti radar y jets «Super Hornet» fabricados por Boeing Co.
Si bien la potencia de fuego es una de las mayores ventajas de la flota, la falta de capacidad de defensa de misiles balísticos de la Armada en la escena significa que la demostración de fuerza de alto perfil de la administración Trump tiene una carencia significativa en relación a las últimas advertencias de Corea del Norte, que amenaza constantemente con su programa nuclear.
«Uno portaaviones no cambia el juego por sí solo», afirmó en una entrevista a Blooming Omar Lamrani, analista militar de Stratfor, una empresa que realiza análisis geopolítico.
Aunque el grupo liderado por Vinson está recibiendo mucha atención, «no hará demasiado por sí mismo», afirmó Lamrani.
Las tensiones en la península han aumentado debido a los desacuerdos entre el presidente de Estados Unidos Donald Trump y Kim por el continuo desarrollo del programa nuclear e intercontinental de misiles balísticos de Corea del Norte.