La huelga general en Brasil golpeaba este viernes al transporte público, las escuelas y parcialmente a los aeropuertos, en una protesta contra un plan de ajuste del presidente conservador Michel Temer, que registró algunos choques entre manifestantes y la policía.
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Durante las primeras horas de la jornada, manifestantes bloquearon calles en las principales ciudades del país como antesala de las manifestaciones convocadas por las mayores centrales sindicales, en rechazo a la reforma del sistema de jubilaciones y a la flexibilización de los contratos de trabajo.
Ambas iniciativas están en votación en el Congreso como parte del programa del gobierno para intentar sacar a Brasil de la peor recesión de la historia, que llevó al desempleo a un récord de 13,7%, que afecta a 14,2 millones de personas, según reportó en esta misma jornada el ente oficial de estadísticas.
«Hoy Temer no gobierna. Quien está gobernando es la clase trabajadora», publicó en su sitio web la Central Única de Trabajadores (CUT), ligada a la izquierda, junto a numerosas fotos que mostraban a grupos de activistas con pancartas y banderas de la organización sindical en diferentes puntos de Sao Paulo.
En Sao Paulo, motor económico del país, se produjeron algunos enfrentamientos entre manifestantes que obstruían arterias de la ciudad y la policía, generando congestionamientos en el tránsito, reportaron medios locales.
«Ya no podemos quedarnos más callados, con un gobierno que no es legítimo, que no fue elegido, promover una desarticulación de los derechos de los trabajadores y del pueblo brasileño», afirmó Ricardo Jacques, un empleado bancario en huelga en esa ciudad.
Altamente impopular, Temer reemplazó en 2016 a la presidenta Dilma Rousseff, del izquierdista Partido de los Trabajadores, que fue destituida por el Congreso acusada de manipular las cuentas públicas.
Rousseff había sucedido al dos veces mandatario Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010), actualmente asediado por causas de corrupción en el escándalo de Petrobras, que también golpea a buena parte del gabinete de Temer y a decenas de legisladores de todo el arco político.