El presidente de la AFA, Claudio Tapia, reveló hace unos días lo que era un secreto a voces: Jorge Sampaoli es su elegido para reemplazar a Edgardo Bauza como técnico de la selección de Argentina. Ahora, el nuevo mandamás del fútbol argentino deberá negociar con Sevilla, club al que el casildense llegó a mediados de 2016, para conseguir su salida desde España y así pueda arribar a la Albiceleste para dirigir en los partidos que quedan de las Clasificatorias rumbo a Rusia 2018, donde actualmente están en zona de repechaje con su quinto lugar.
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Y en medio de este panorama, el presidente del conjunto andaluz, José Castro, le envió un recado a sus paredes de la AFA y les aseguró que sin el pago de la cláusula no podrán sacarlo de España. «Sampaoli tiene un año más de contrato y si alguien quiere llevárselo tendrá que pagar la cláusula. O se paga la cláusula o hay un año más de contrato, nosotros estamos contentos con él. No hay ningún tipo de negociación, no podemos hablar de algo que no conocemos. Si AFA, o el que sea, viene a pagar la cláusula no nos quedaremos parados, pero ahora me preocupa acabar la temporada lo más alto posible», dijo el mandamás de los sevillistas.
Por eso, Chiqui Tapia tendrá que ir a pagar la cláusula si quiere tener al ex técnico de la Roja, con quien ya tienen todo pactado para su arribo a la selección trasandina. Precisamente, que ya esté todo dispuesto para que Sampaoli se vaya, es lo que molestó al sevillismo, quienes, tanto hinchas como la prensa, no han tenido problemas para criticar la forma en cómo se ha manejado su salida.
Pero ahora las críticas no sólo fueron a su manejo, sino que a su forma de juego. El Diario de Sevilla no tuvo problemas para cuestionar su estilo de ataque y constante presión, asegurando que eso le ha significado a los andaluces recibir muchos goles por no encontrar el equilibrio con la zona defensiva tras caer por 4 a 2 ante Málaga en La Rosaleda.
«El exceso de idealismo, convertido en falta de realismo, es pernicioso en algo tan prosaico como el fútbol. Todos los mensajes de juego ofensivo, de sueños de equipos con once centrocampistas, de sometimiento al rival con el balón lo más lejos posible del área propia pueden valer en una literaria conferencia sobre la parte más bella de este deporte: la creatividad en la búsqueda del gol. Pero competir por altas metas también implica tener los pies plantados en el suelo sobre un pilar clave: la defensa. En el Sevilla de Jorge Sampaoli y Juanma Lillo, y de Monchi, ha habido algo de desprecio a ese concepto y en La Rosaleda la lucha por el tercer puesto se esfumó por ahí», comienza escribiendo el medio español en una publicación titulada «el desprecio del concepto defensivo».
«Evitar que el rival haga más goles que tú forma parte de cualquier manual, por mucho que no sea tan lírico. Y Sampaoli pecó desde el principio de ese desprecio a un concepto fundamental (…) El Sevilla soñó incluso con pelearles a Madrid y Barcelona la Liga sobre esa convicción de kamikaze que logró inculcar Sampaoli. Y ha sobrevivido a ese mal latente, ora renunciando al excesivo riesgo de tirarse a tumba abierta, con un ordenado repliegue -Villarreal, Turín y Lyon como mejores ejemplos-, ora sometiendo al rival en su propio campo, con buen fútbol y la calidad de la plantilla de tres cuartos hacia delante. Pero no todos los partidos son iguales y cuando llega la presión de la clasificación surge el temblor. Un equipo que quiere hacer suyo el balón tiene que tener incluso mayor capacidad de respuesta -mejores defensas o mejores conceptos defensivos- cuando se lo quitan. Si no, lo dejan sin pelota… y en pelotas», concluyen.