Los chilenos hemos ido aumentando constantemente nuestros índices de obesidad. Un 63% de nuestra población adulta sufre sobrepeso, según cifras del Ministerio de Salud y el estudio «Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina 2016» señala que consumimos 201,9 kilos anuales per cápita de alimentos ultra procesados. Tenemos malos hábitos y esto nos está pasando la cuenta.
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Esto trae como consecuencia diversas enfermedades, entre ellas el «hígado graso». Según estimaciones de Care Chile. un 30% de la población nacional padecería de esta condición. Si bien, el hígado graso suele relacionarse con un consumo excesivo de alcohol y su directo efecto en dicho órgano, el hígado es susceptible a daño por otra serie de factores, entre ellos, la obesidad y diabetes, realidad que afecta a un importante número de personas en nuestro país.
El Dr. Marco Arrese, médico del Hospital Clínico de la UC e investigador del Centro de Envejecimiento y Regeneración, CARE Chile.Estima Dr. Marco Arrese, médico e investigador de CARE Chile UC, explica que “se estima que un 30% de los chilenos tiene hígado graso no alcohólico, una condición que se ha incrementado en el mundo entero, asociado también al estilo de vida poco saludable. Y si bien esta enfermedad tiene una evolución benigna en la mayoría de pacientes, también puede ser muy perjudicial. Esto, ya que existe un porcentaje que desarrolla enfermedad hepática severa, incluyendo cirrosis no alcohólica y tumores a este órgano”.
¿Cómo se produce esta condición?
Lo peligroso de esta enfermedad, es que comienza de forma silenciosa. Simplemente, el hígado puede comenzar a acumular grasa, resultando inofensivo en algunos casos. A medida que esto aumenta, la grasa puede llegar a las células y si este proceso se acompaña de inflamación y fibrosis, la enfermedad avanza a un estado más crítico llamado esteatohepatitis no alcohólica (Ehna).
Esto incluso puede llevar a una cirrosis. Sí, sin que necesariamente haya alcohol de por medio. Este último problema es grave, generando cambios en la forma y funcionamiento del hígado, que pueden llevar a la muerte o incluso al extremo de necesitar un trasplante. Según el doctor Arrese, “la fibrosis en el hígado es una de las características mayormente asociada a mortalidad en estos pacientes”.
«Además la epidemia de la obesidad y diabetes afecta a nuestra población y, al mismo tiempo, se le da poca importancia a esta enfermedad, incluso, entre nosotros los médicos. De hecho, aún es común que el paciente esté enfermo del hígado por largo tiempo, y que nos enteremos de ello en fases más bien avanzadas o terminales de su patología”, comenta el médico e investigador de CARE. Otra condicionante es la resistencia a la insulina, así como también el factor hereditario.
Prevención y tratamiento
La gran presencia de enfermedades como el hígado graso y la obesidad, se deben al descuido que tenemos los chilenos respecto a nuestra alimentación. “El mejor tratamiento consiste en llevar hábitos de vida saludables. Esto radica, esencialmente, en consumir una dieta equilibrada y sana, idealmente la mediterránea. También, debemos promover la realización de ejercicio físico, y disminuir el peso. De hecho, sabemos que si un paciente baja el 10% de su masa corporal, el hígado mejora considerablemente, ayudando así a revertir el problema”, señaló el doctor Arrese. Mantener una buena hidratación, ayuda también a mantener saludable al sistema digestivo.
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Respecto a la dieta, se recomienda reducir el consumo de calorías, aumentar el consumo de fibra; disminuir los hidratos de carbono simples (como papas, arroz, pan y masas) y las grasas saturadas; incrementar la ingesta de omega 3 (como nueces, chía o salmón) y suprimir totalmente las bebidas alcohólicas. Y en cuanto a la actividad física, se estima que ésta es beneficiosa si se realizan al menos 150 minutos semanales de un ejercicio de moderada intensidad. A pesar de estas medidas, el médico de UC indica que hay un grupo de pacientes que no logra adherencia, razón por la cual, en la actualidad existen diversos estudios y fármacos en desarrollo, que buscan paliar la enfermedad.
Esta enfermedad, puede ser detectada de forma poco invasiva a través de una ecografía.
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