El presidente Donald Trump provocó el martes un terremoto político al despedir al director del FBI (la policía federal estadounidense), James Comey, quien estaba al frente de una investigación sobre los alegados contactos entre su comité de campaña y autoridades rusas.
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El gesto tomó al país de sorpresa y convirtió a Washington en un hervidero de rumores en que hasta se evocó el gesto del ex presidente Richard Nixon, quien en 1973 despidió al director del FBI, Archibald Cox, en el inicio de un caso que se convertiría en el espectacular escándalo de Watergate.
La caída de Comey, quien desempeñó un controvertido papel en las elecciones presidenciales del año pasado, ocurre en momentos en que el funcionario investigaba la posible colusión entre el comité de campaña de Trump y Rusia para incidir en el resultado de los comicios.
La explicación oficial de la Casa Blanca no habla de Rusia. Sorprendentemente, el equipo de Trump justifica el despido diciendo que Comey rompió las reglas del Departamento de Justicia al discutir públicamente detalles de la investigación sobre los emails de Hillary Clinton durante la campaña. También se indicó que la remoción de Comey se hacía siguiendo el consejo del Departamento de Justicia y para recuperar la «confianza del público» en el FBI. La pregunta es, ¿ por qué lo hizo realmente? Y una duda que muchos que muchos se plantean ahora mismo en Washington es si Trump intenta evitar que esta investigación siga por los cauces actuales, tratando de encubrir la verdad.
Este martes, Trump comunicó a Comey de su despido en una dura carta donde dejó claro que había recibido mensajes del Fiscal General y del Fiscal General Adjunto recomendando su alejamiento inmediato del cargo.
«He aceptado las recomendaciones y por esa razón queda usted despedido y despojado del cargo, con efecto inmediato», le comunicó Trump a Comey en la carta, cuyo contenido fue divulgado por la Casa Blanca.
El presidente añadió en su misiva a Comey que coincidió con la evaluación de los altos funcionarios del Departamento de Justicia «de que usted no es capaz de conducir de forma eficiente el FBI».
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«Es esencial que encontremos un nuevo liderazgo para el FBI que restaure la confianza pública y en esta misión vital», añadió el mandatario.
– Los correos de Hillary –
Comey había sido nombrado director del FBI por el entonces presidente Barack Obama en 2013, para un mandato de 10 años.
Sin embargo, Comey terminó envuelto en una áspera e interminable polémica en 2015 por el uso que Hillary Clinton había hecho de un servidor privado de correos electrónicos cuando era Secretaria de Estado.
Esa polémica se extendió hasta la campaña electoral del año pasado, cuando Clinton se perfilaba como favorita para vencer. Pocas semanas antes de la elección, Comey anunció que se había reabierto la investigación sobre Clinton.
Hace dos semanas, Clinton alegó que ese anuncio de Comey había sido decisivo en la suerte de la campaña electoral en beneficio de Trump.
La semana pasada, Comey volvió a referirse a los correos electrónicos de Clinton durante una audiencia ante una comisión especial del Senado, cuando llegó a admitir que sentía «náuseas» de pensar que pudo haber incidido en el resultado de la elección.
La Casa Blanca divulgó este martes un memorando elaborado por el Fiscal General Adjunto, Rod Rosenstein, en el que explicó a su superior, Jeff Sessions, que las marchas y contramarchas de Comey con relación al caso de los correos electrónicos se convirtieron en un problema para el FBI.
«No puedo defender la forma en que el Director manejó la conclusión de la investigación sobre los correos de la Secretaria Clinton, y no entiendo su negativa en aceptar el juicio casi universal de que él estaba equivocado», escribió Rosenstein.
Con esto «la reputación y la credibilidad del FBI sufrieron un daño substancial y ha afectado a todo el Departamento de Justicia», añadió.
– Reacción inmediata –
El despido de Comey generó reacciones inmediatas en Washington, por el carácter potencialmente explosivo de las investigaciones sobre la alegada colusión entre el comité de Trump y Rusia.
El jefe del bloque demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo en una conferencia de prensa que cuando Trump se comunicó telefónicamente con él para informarle sobre el despido de Comey le respondió que estaba «cometiendo un enorme error».
«¿Estas investigaciones estaban demasiado cerca de casa para el presidente?», se preguntó el senador, quien consideró que los ciudadanos de Estados Unidos creerán que el despido forma parte de una «tapadera» si las investigaciones no continúan de forma independiente.
Schumer cuestionó tanto el momento de la destitución de Comey como la razón dada por el Departamento de Justicia para hacerlo: el mal manejo de la investigación del FBI sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton el año pasado.
«¿Por qué ahora? ¿Por qué sucedió hoy?», cuestionó Schumer, señalando que si los errores sobre el caso de Clinton habían sido la verdadera razón, el Gobierno de Trump debería haber despedido a Comey cuando tomó posesión en enero.
Schumer y varios legisladores demócratas se unieron en un pedido por el nombramiento de un fiscal especial o una comisión ‘ad hoc’ para investigar las denuncias de interferencia rusa en las elecciones y la eventual colusión con el comité de campaña de Trump.
El influyente senador republicano John McCain dijo sentirse «decepcionado» por la decisión de Trump de despedir a Comey, y pidió un comité especial para investigar el papel de Rusia en las elecciones del año pasado.
«La decisión del presidente de despedir al director del FBI solo confirma la necesidad y la urgencia de tal comisión», expresó McCain en una nota.
El senador Tim Kaine, ex compañero de la fórmula presidencial de Clinton, afirmó que el despido de Comey «muestra hasta que punto el gobierno teme la investigación sobre Rusia», y que la Casa Blanca busca «esconder la verdad».