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¿Por qué la destitución del jefe del FBI es un escándalo político?

En medio de la sorpresa en el país, los rivales de Trump evocan a Nixon y las dudas del mundo se centran en la injerencia rusa en la campaña política

El fulminante despido del director del FBI, James Comey, por el presidente Donald Trump llevó a muchos en Washington a establecer una comparación inmediata con las iniciativas de Richard Nixon y el caso Watergate.

 

-¿Cómo fue el Watergate?-

El 20 de octubre de 1973 el entonces presidente Nixon cruzó una línea fatal al tratar de librarse del fiscal especial independiente que investigaba el escándalo de Watergate.

El fiscal, Archibald Cox, había emitido una solicitud para acceder a copias de las grabaciones secretas de las conversaciones de Nixon en el Salón Oval de la Casa Blanca.

Los archivos de las grabaciones eran clave para probar la complicidad de Nixon en un generalizado encubrimiento de un robo el año precedente en la sede del Comité Nacional Demócrata en el edificio Watergate, un complejo de residencial y de oficinas sobre el Potomac.

Nixon reaccionó ordenando a su fiscal general, Elliot Richardson, que despidiera a Cox.

Richardson se negó y renunció en protesta, de modo que el presidente ordenó al fiscal general adjunto, William Ruckelshaus, que ejecutara el pedido. Pero Ruckelshaus también dimitió antes que cumplir la orden.

Ambos prometieron en el Congreso que Cox sólo sería despedido por una causa justa, lo que dejó el despido de Cox en manos del abogado general, Robert Bork, que era el siguiente en la línea de reemplazantes del fiscal general. Bork sí despidió a Cox.

El episodio fue un desastre político y ante la opinión pública para Nixon. Los sondeos realizados tras el despido de Cox mostraban que por primera vez los ciudadanos se inclinaban por el juicio político (impeachment) contra Nixon.

Cox fue reemplazado por otro fiscal especial, y Nixon finalmente acepto entregar las transcripciones de muchas grabaciones. Pero el impeachment resultó indetenible, y Nixon dimitió el 8 de agosto de 1974, antes de ser destituido.

 

-¿Posible destitución de Trump?

La repentina decisión del presidente Donald Trump de despedir al director del FBI James Comey hizo que se dispararan las apuestas a que el mandatario estadounidense será destituido. Las apuestas a que se someterá a Trump a un proceso de destitución en su primer mandato subieron de 2/1 a 4/6, lo que supone un 60% de probabilidades, según Lewis Davey, portavoz del sitio de apuestas irlandés Paddy Power. «Esto se puede atribuir a la noticia del despido de Comey», dijo Davey, quien explicó que la apuesta de 4/6 es «la más cercana que hemos tenido para una destitución de Trump en su primer mandato».

Aunque las apuestas no representan las probabilidades de un resultado real, sí reflejan la cantidad de dinero que los postores están dispuestos a poner sobre la mesa.

No obstante, los envites en línea siguen estando prohibidos en gran parte de Estados Unidos, por lo que no representan una porción significativa de las visiones de los estadounidenses.

Los apoyos al presidente están cerca de su menor nivel desde la toma de posesión, y la tasa de aprobación de Trump se encuentra actualmente en 54,2%, según la media de sondeos elaborada por Real Clear Politics.

El partido Republicano de Trump controla ambas cámaras del Congreso, lo que reduce las probabilidades de que se le someta a un proceso de destitución.

-Diferencias y similitudes-

Expertos dedicados a estudiar la era Nixon ven asombrosas similitudes con el despido de Comey por Trump, pero también diferencias.

«En ambos casos un presidente enojado y acorralado despidió a una figura independiente que investigaba exhaustivamente a personas del círculo íntimo del presidente», declaró a la AFP Andrew Kent, profesor de derecho en la Fordham University de New York.

Una diferencia significativa reside en que el presidente tiene plena autoridad para echar al director del FBI, mientras que por ley Cox sólo podía ser despedido «por justa causa».

Sin embargo, un solo director del FBI había sido despedido hasta ahora: el entonces presidente Bill Clinton echó en 1993 a William Sessions por infracciones éticas relativamente menores.

Los directores del FBI tienen tradicionalmente una enorme independencia y la han defendido celosamente.

Los demócratas argumentan que el despido de Comey pone de relieve la necesidad de crear una comisión especial que investigue las supuestas intromisiones de Rusia en la última elección presidencial estadounidense.

«Recordemos que enfrentamos una inminente crisis constitucional, muy parecida a la de 1973. Este episodio se parece a aquel capítulo de nuestra historia, que no deberíamos repetir», dijo a CNN el senador demócrata Richard Blumenthal.

John Dean, asesor de Nixon en la Casa Blanca y protagonista central del escándalo Watergate, sostiene por otro lado que la iniciativa de Trump no tiene para nada el mismo alcance.

«Archibald Cox estaba desafiando al presidente y tomando su propio camino de acción y tomando una decisión que estaba poniendo en serio peligro a Nixon», dijo el martes a PBS News Hour.

El FBI investiga si el equipo de campaña de Trump conspiró junto a Rusia para inclinar el resultado de la elección a su favor.

Pero la administración Trump alega que el motivo del despido de Comey fueron los «serios errores» en el manejo de la investigación del director sobre los correos electrónicos de Hillary Clinton.

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