México se prepara para vivir este martes varias manifestaciones a lo largo del país por el asesinato del periodista Javier Valdez, especializado en crimen organizado y colaborador de la AFP desde hace más de una década, cuya muerte ha desatado una ola de indignación.
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Valdez fue acribillado el lunes al mediodía en Culiacán, la capital del estado de Sinaloa (noroeste), cerca de las oficinas de Ríodoce, el semanario que fundó en 2003 y que se convirtió en una plataforma desde donde narró los estragos de la violencia y el narcotráfico. También era corresponsal del diario mexicano La Jornada.
Su desaparición elevó a cinco los reporteros asesinados en lo que va de año en México, el tercer país más peligroso del mundo para ejercer esta profesión, según Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La capital mexicana acogerá una manifestación organizada por varios colectivos periodísticos. Lo mismo sucederá en distintos puntos de Sinaloa, donde compañeros y amigos reclamarán justicia.
La AFP, a través de su directora de la información Michele Leridon, lamentó el asesinato de Valdez, que siempre hizo gala de «una extrema valentía».
«Solicitamos a las autoridades mexicanas esclarecer este cobarde asesinato», destacó Leridon.
«Ellos deciden»
Valdez, de 50 años y padre de familia, dedicó gran parte de sus casi tres décadas de carrera a investigar las actividades de los cárteles, en especial del de su estado liderado hasta hace poco por el sanguinario Joaquín «El Chapo» Guzman.
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Su última colaboración con la AFP fue precisamente para informar sobre la guerra interna desatada desde la extradición de Guzmán entre varias facciones que se disputan el liderazgo de la organización.
A lo largo de su trayectoria fue consciente del peligro que corría, pero nada le detuvo.
«En Culiacán, Sinaloa, es peligroso estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico y en el gobierno (…). Uno debe cuidarse de todo y de todos», aseguró en 2011, cuando recibió el Premio Internacional de la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ).
Durante una de las presentaciones de su último libro, «Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia», también reconoció que «ser periodista es como formar parte de una lista negra. Ellos van a decidir, aunque tú tengas blindaje y escoltas, el día en que te van a matar».
Valdez, que también ganó el María Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia (EEUU), no había dado señales de estar amenazado, tal y como confirmó el fiscal de Sinaloa.
Su hermano, Rafael Valdez, destacó su carácter «reservado» y discreción «para no inmiscuir a nadie».
«Periodista: sentencia de muerte»
Las redes sociales hervían con la muerte del periodista sinaloense, que se convirtió en trending topic en México.
Las principales organizaciones en defensa de los derechos humanos y de la libertad de expresión, que desde hace tiempo denuncian la impunidad en México, condenaron enérgicamente el asesinato.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) exigió a las autoridades mexicanas «asumir de una vez sus responsabilidades de investigar, identificar y llevar ante la justicia a los culpables de éste y otros crímenes».
La directora de Amnistía Internacional México, Tania Reneaum, afirmó que «ser periodista en México parece más una sentencia de muerte que una profesión», mientras que la Comisión Nacional de Derechos Humanos pidió «medidas cautelares para proteger a la familia de Javier Valdez».
El director ejecutivo de la CPJ, Joel Simon, afirmó que «su pérdida es un duro golpe para el periodismo y la sociedad mexicanos, quienes ven cómo la sombra del silencio se extiende por todo el país».