Economía

Economía chilena apenas creció un 0,1% en el primer trimestre

El fuerte impacto de la paralización de Escondida y la caída en la inversión y las exportaciones por trimestres consecutivos influyeron en este resultado. Es el peor desempeño desde 2009.

Confirmando que la economía chilena sigue estancada, el Banco Central informó este jueves en sus Cuentas Nacionales que el crecimiento en el primer trimestre fue practicamente nulo: apenas un 0,1%.

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Con esta cifra, el país alcanza su desempeño más pobre desde el tercer trimestre de 2009, en plena crisis financiera internacional. En ese entonces se registró una contracción del -0,6%.

El reporte indica que los factores que llevaron a este resultado están los efectos de los 43 días de paralización en minera Escondida, el yacimiento de cobre más grande del mundo. También puso atención sobre la caída de servicios empresariales, aunque su impacto fue más acotado.

Otros datos entregados por el Banco Central son el de la formación bruta de capital fijo o inversión, que volvió a retroceder por tercer trimestre consecutivo (- 2,4%), debido a una menor inversión en construcción y otras obras

Por otro lado, en los tres primeros meses del año el gasto interno subió 2,9% impulsado principalmente por el consumo de hogares y de Gobierno, y en menor medida, por la inversión.

En tanto, el reporte indica que las exportaciones registraron una segunda caída trimestral seguida, retrocediendo 4,9%, mientras que las importaciones se incrementaron en 4,2%.

Sectores destacados

Tal como se mencionó antes, en esta primera parte del año, el mayor impacto negativo provino desde el sector minero que disminuyó 13,8%, tras hacerlo en 3,3% el trimestre anterior.

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El resultado fue determinado por la contracción de 14,4% de la minería del cobre, detalló el Banco Central, agregando que aunque en menor magnitud, el resto de la minería también incidió negativamente, tras caer 7,3%.

En la vereda opuesta, el sector comercio creció 5,5%, tras anotar un alza de 3,0% el trimestre anterior, incremento liderado por el dinamismo del comercio automotor, seguido en términos de contribución tanto por el comercio minorista como por el mayorista.

Respecto del primero, éste responde al dinamismo de las ventas de vehículos y, en menor medida, al incremento de la actividad de mantención y ventas de repuestos.

En tanto, el aumento del comercio mayorista fue liderado por las ventas de enseres domésticos y de maquinaria y equipo; en contraste, cayeron las ventas de materiales de construcción.

El reporte del ente emisor añadió que, salvo por la caída de las ventas de farmacias, todos los componentes del comercio minorista aumentaron, destacando el dinamismo y contribución de las ventas de de vestuario, calzado y equipamiento doméstico.

Preocupa calidad del empleo

Para Alejandro Urzúa, académico de la Universidad Andrés Bello, este no sorprende. “El Imacec ya venía con varios datos que mostraban un crecimiento muy bajo respecto de las posibilidades del país”, comenta.

Tal como el Banco Central, este discreto crecimiento se lo atribuye al efecto Escondida, aunque matiza señalando que fue sólo un factor de “lo alicaído que está el resto de la economía”.

En tanto, Francisco Aravena, académico escuela Ingeniería Comercial U. San Sebastián,  si bien coincide con el análisis del Gobierno de que se puede esperar una mejora a partir del segundo trimestre, “porque el escenario internacional debiera estar un poquito más estable”, añade que es más bien pesimista, porque “no sabemos qué tan cierto sea que exista, concretamente, algún repunte”, apunta.

Respecto del buen resultado del comercio gracias al sector automotor, Urzúa estima que esto sólo “es un fenómeno puntual que fue cuando el Gobierno indicó que iba a entrar en vigencia una restricción permanente a los vehículos catalíticos con año de fabricación inferior a 2012 y eso generó una estimulación de la demanda”, asevera.

Para Urzúa, otro aspecto que debe preocupar más que estos datos macroeconómicos es el tipo de trabajo que se está creando en este escenario.

“En Chile estamos muy concentrados en hablar de las cifras de desempleo, pero si también analizamos la calidad del empleo, hay un detrimento importante (…) Hay que recordar que el trabajo por cuenta propia tiene en promedio un tercio o la mitad de los ingresos de un empleo formal y no cumple con los aspectos sociales, vale decir, con previsión y salud”, enfatiza.

 

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