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“Guarimberos” para el gobierno de Nicolás Maduro, son señalados como terroristas; para la oposición, son héroes y se les atribuyó el nombre de: los “Escuderos de la Libertad”. Conversamos con uno de ellos, quien asegura que no son promotores de la violencia, sino que son los cuerpos de seguridad quiénes la aplican: “No somos delincuentes, somos estudiantes”.
Este estudiante de 22 años, (en la foto a la izquierda) que cursa ingeniería química en la Universidad Central de Venezuela, no duda en narrar con lujo de detalles el día a día su “batalla” ante lo que él califica de dictadura.
Ya van seis semanas de protestas continuas, con muertes casi diarias, con cientos de detenidos. Las calles de las principales ciudades de Venezuela se han transformado en verdaderos campos de batalla y este joven, quien solicitó anonimato por temor a represalias, cuenta cómo se vive esta dura realidad, cuando se enfrenta a las fuerzas de seguridad a tropas del ejército o a grupos paramilitares detrás de un magullado escudo de latón.
1-El día a día dentro de una protesta
-“El día no comienza al momento de la marcha o manifestación, sino el anterior cuando se realiza la convocatoria. En la noche, nos preparamos, hacemos una base de datos de los chamos que van a participar, para tener una balance de con quién y con qué se cuenta, para así delegar posiciones; analizamos los posibles escenarios, rutas, vías de escape -es inevitable resaltar que a estas alturas el escenario más real es terminar en represión-, puntos de encuentro y puntos de partida. En la mañana del día D, salimos una o dos horas antes del momento de la convocatoria pautada, nos reunimos en un mismo lugar para llegar juntos -es más difícil que detengan a uno que a todo un grupo, puesto que los organismos de seguridad han detenido a varias personas previo a las marchas por sólo llevar un maalox o una franela extra-. Llegamos al sitio de partida, nos integramos al movimiento estudiantil y partimos, ahí empiezan a cumplir las funciones de cada componente organizado el día anterior: el vocero, el encargado de hidratación, el que monitorea las redes desde afuera, el que recopila material multimedia y «los del frente» -es esta mi obligación-.
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Por lo general somos un grupo de 20 ó 30 personas. Como nosotros hay muchos equipos que trabajan y tienen organización independiente, pero que al momento de la represión trabajamos al unísono por el mismo fin.
Mi momento llega una ó dos horas después de partir -casi siempre los enfrentamientos comienzan a las doce o una- es cuando tomo mi escudo, mi guante y mi trapo para protegerme de los gases, y comienza la «batalla», le digo así porque lo que se vive adentro, es una batalla: detonaciones, heridos, tanquetas, perdigones, gasolina, gases…
Si bien hemos logrado una organización respetable en los últimos días, la desventaja es clara: ellos tienen armas, vehículos y protección militar, nosotros estamos expuestos -ya he recibido alrededor de ocho bombazos a quemarropa, dos de ellos en la cabeza- y tengo compañeros que han salido lesionados con golpes, fracturas y quemaduras en todo el cuerpo.
Tratamos de resistir lo que podamos, hasta que nos retiramos. Activamos el último paso de la organización, resguardarnos en lugares que sirven como base y nos transportamos hacia nuestras casas. Por lo general en la noche es cuando los paramilitares salen a las calles y le dan rienda suelta para que hagan de las suyas, porque los cuerpos policiales dejan las calles y le abren paso a los amparados por Maduro, los colectivos.
2– Militares, policías y fuerzas especiales
Nos defendemos de militares (GNB), policías (PNB) y fuerzas especiales (SEBIN y CONAS). Todos son duros, pero los policías son los peores. Son más crudos a la hora de detonar sus armas y no escatiman en gastos para usar sus «juguetes» .
En cuanto a los paramilitares, es muy difícil reconocerlos, pero tenemos ciertos componentes de «inteligencia» que se encargan de identificarlos, pues estamos en un punto que muchos nos conocemos. Los neutralizamos antes de que actúen, pero después que lo hacen no hay forma de enfrentarlos, porque ellos tienen pistolas y no tienen pudor en usarlas, están sobre la ley. Nosotros no tenemos esas armas, nos toca resguardarnos
Ellos son los peores por eso
3- Escudos, hondas, “puputov”
“Las armas matan, nosotros nos defendemos, lo que usamos son instrumentos de resguardo. Provienen de donaciones de la sociedad civil en su mayoría: los escudos, las pinturas, las gomeras(hondas): las artesanales los hacemos nosotros mismos en nuestras casas, algunos los donan ya listos, también nos dan la materia prima y ha gente encargada para hacer eso. En caso extremo las molotovs. También se usan fuegos artificiales”
“Las “puputov” son frascos de vidrio con heces diluidas en agua y fermentadas, que se lanzan a los vehículos y a los escudos de los policías. Nació de una iniciativa simbólica, ellos nos hicieron correr por el Guaire-principal río donde los residuos de la ciudad caen, con alto grado de contaminación- pues nosotros le damos un jarabe de su propia medicina.
No he llegado a preparar una, confieso no sentirme preparado para eso. Pero se pueden utilizar hasta excremento de animales, se dejan reposar días a oscuras para que fermenten. La dieta a tomar depende de la persona que lo haga, algunos toman hasta laxantes para producirse diarreas, tomando mucha agua para evitar complicaciones mayores”.
4- «La cuestión no está en quién caiga sino en conseguir libertad»
“Yo estoy claro de mi lucha y su alcance, pero también soy pragmático. Quizás por esta vía no se logre tumbar al dictador, pero sí creo que se pueda obtener algo. A mi perspectiva, la cuestión no está en que caiga o no, sino en conseguir libertad, de prensa, de pensamiento, bienestar y todo lo que con ella trae. Si bien la caída de esto indudablemente la traerá, las protestas también son mecanismos para llamar la atención al gobernante, que nos escuche y que también tenemos con qué para contribuir al país. Eso es lo que quiero, que nos escuchen y que dejen de lado la indolencia, que gobierne para todos, que deje de cercenar nuestros derechos.
Veo a la oposición sin un rumbo claro, sin liderazgo ni unificación. Hablo de la dirigencia, que por la búsqueda de protagonismo personal no ha sabido canalizar el descontento de las bases, pero aun así, sí la veo ganando unas elecciones”
No sabría decirte qué falta para llegar a una guerra civil, pero por lo que he visto no es descartable una, y no está muy lejana»