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Mitos y verdades sobre el “sexting” en niños y adolescentes

El “sexting”, envío de mensajes con contenido sexual, se ha transformado en una tendencia mundial. Si bien se presenta como un juego entre parejas, hay quienes temen que sea puerta para contenido inadecuado para niños.

El acceso a Internet y las habilidades digitales de los niños de esta generación ha despertado en padres, profesores y la comunidad adulta en general, ciertos temores respecto al contenido que los niños consumen. Actualmente en nuestro país, la edad promedio en que los menores de edad están teniendo acceso a un teléfono celular son los 8 años. Ojo, que generalmente ese primer teléfono es un regalo de sus propios familiares.

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El «sexting» consiste en el envío de fotos, videos o texto con contenido sexualizado a través de mensajería digital. El término nace de la fusión de «texting» (mensajear) y «sex» (sexo). Si bien, inició como una suerte de juego erótico entre parejas, ha crecido el temor por parte de los padres y tutores, respecto a la participación de los niños en estas prácticas. Cifras internacionales señalan que un alto número de niños participan en el envío y recepción de mensajes del tipo «sexting», sin embargo aún no hay cifras concretas en Chile.

Riesgo en menores

Consultamos a Patricio Cabello, académico e investigador del proyecto «World Kids Online» en Chile. Actualmente se encuentran trabajando en un estudio que aborda la relación de los niños con las nuevas tecnologías.

El experto señaló a Publimetro que «hay que ser muy cuidadoso a la hora de entender la relación de los niños con el contenido», ya que ellos nacieron con estas tecnologías. Además, señaló que muchas veces los padres creen tener suficiente conocimiento sobre las tecnologías y los contenidos que consumen sus hijos, y puede ser que no sea como ellos creen.

«Lo importante es tener clara la diferencia entre ‘sexting’ y ‘grooming'»

Para determinar si esta práctica es de temer o no, conversamos también con la psicóloga de la Universidad del Pacífico, Sofía Fiedler, sobre que puede sentir un niño o un adolescente con el sexting, y sobre las diferencias generacionales, para encontrar una respuesta más clara a este fenómeno. La profesional señaló que «no hay que olvidar que nuestra generación tomó decisiones relacionadas con la sexualidad que impactaron a nuestros padres y más aún a nuestros abuelos».

¿Donde está el limite seguro?

La profesional señala que es importante tener clara la diferencia entre «sexting» y «grooming», el segundo involucra acoso, generalmente por una persona mayor, quien exige fotos o incluso puede amenazar a la víctima para que le de contenido. «Comunicación primero», señala la psicóloga. «Es mejor prevenir que lamentar. No es necesario tener ahogar a los niños con vigilancia, pero es responsabilidad de los padres educar sobre los riesgos, el contenido bueno y el malo», agregó.

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«El ‘grooming’ es cuando hay amenazas y acoso. El ‘sexting’ es de mutuo acuerdo. Pueden haber niños que practiquen ‘sexting’ entre ellos»

El límite entre lo que es seguro y lo que puede involucrar amenazas sexuales a veces no está tan claro por parte de los padres. «Es cosa de analizar históricamente que la vida sexual de nuestros abuelos, comenzó mucho más tarde que la de nosotros», señaló la psicóloga. Estadísticas internacionales sobre el crecimiento hormonal en niños han sufrido cambios sobre la edad promedio del despertar sexual. Ejemplo de ello, es que las niñas están teniendo su primera menstruación entre los 9 y 11 años, cuando antes se producía cerca de los 14 años. Frente a esto, la gran exposición de los niños a contenido sexualidad (en internet, publicidad, televisión), pudo ser determinante para dos puntos clave: despertar la curiosidad y dudas a más temprana edad, considerar normales ciertos comportamientos que para algunos padres o personas aún mayores pueden ser incorrectas.

«El gran mito es pensar que los niños entre los 9 y 13 años no tienen dudas, curiosidad o directamente interés por lo sexual, sobre todo en esta generación a la que le llega mucha información»

Las encuestas y estudios realizados en países europeos indican que la edad más expuesta a este tipo de mensajería»Además, si se está ante un pre adolescente o un adolescente, no se debe olvidar que a esa edad es normal que comience el despertar sexual y la curiosidad por ver, experimentar y saber más», reitera la profesional.

Para saber si su hijo está en riesgo al practicar «sexting», debe observar su comportamiento. Si está incómodo, o actúa de manera extraña, y sobre todo, conversar con él y tener confianza. La profesional de la Universidad del Pacífico señaló que estamos ante una generación donde ver jóvenes de 12 o 13 años que ya tienen relaciones sexuales no es tan poco común como antes. La edad promedio de la primera relación sexual también ha ido disminuyendo en el tiempo, por lo que puede ser que el adolescente o niño esté enviando contenido de este tipo a una pareja de su misma edad.

Comunicación, el mejor seguro

«Lo peligroso es que los jóvenes no tienen tan claro que todo lo que se sube a Internet, se puede encontrar. Como que creen que la foto se queda ahí y no la verá nadie más», señala Fiedler. Pueden existir factores externos, como tecnológicos que pongan la foto íntima en red como: robo de celulares, hackeo, envío por error y también bromas, venganzas u otros de iniciativa propia de quien la recibe.

«No hay que tapar el sol con dudo. Si uno no le aclara las dudas al niño, lo buscará en Internet. La mejor defensa ante los riesgos es comunicarse»

«Es mejor conversar de estos riesgos con los niños antes de que pasen por estas situaciones», que en los casos más graves podrían terminar en acoso o bullying. La profesional señaló que el despertar sexual de los adolescentes y niños es un proceso normal, donde si los padres no le dan la respuesta, con la tecnología existente hoy, la encontrarán igual.

«Puede que algunos niños practiquen sexting, como puede que otros no. Puede que algunos lo hagan como una actividad en pareja, descubriendo su lado erótico con su primer pololo o polola. Pero lo importante, sea cual sea el caso, es cumplir como padres en advertirles sobre los riesgos que pueden traer estas prácticas», concluyó la profesional.

La comunicación y tener conocimiento de qué etapa de desarrollo está atravesando el niño es fundamental. «El Internet no tiene la culpa, la culpa la tenemos nosotros que no les hemos enseñado a ocuparlo bien», dijo la psicóloga, Sofía Fiedler.

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