Un Jefe de Gabinete con potestades de coordinación ministerial y facilidades para que senadores y diputados pueden asumir como ministros, son los puntales de la reforma constitucional que presentaron ayer un grupo transversal de senadores liderados por el presidente de la Cámara Alta, Andrés Zaldívar (DC).
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Se trata de seis modificaciones a la Carta Fundamental que fueron elaboradas durante seis meses, junto a Zaldívar, por Andrés Allamand (RN), Hernán Larraín (UDI), Carlos Montes (PS) y Felipe Harboe (PPD).
De acuerdo el detalla del proyecto, el mandatario de turno tendrá la facultad extraordinaria de delegar funciones al ministro del Interior, quien, a su vez, liderará una nueva instancia interministerial.
«El Presidente podrá designar al ministro del Interior para que presida el Consejo de Ministros. Corresponderá a este secretario de Estado dirigir y coordinar la labor de los demás ministros y las relaciones del Gobierno con el Congreso», indica la moción.
En segundo punto, el documento impulsa una mayor flexibilidad para que congresistas se sumen al gabinete, principalmente, a través de una serie de modificaciones que permitirían a senadores y diputados asumir en el Ejecutivo con la opción de recuperar su escaño una vez dejen de cumplir funciones de gobierno.
«Las vacantes se proveerán con el ciudadano que señale el partido político al que pertenecía el parlamentario que dejó el cupo al momento de ser elegido» como ministro, explica la propuesta.
Según aseveró Zaldivar, el avance hacia un sistema semipresidencial «va a permitir generar las mayorías necesarias para que los gobiernos tengan la suficiente estabilidad y respaldo para hacer una buena gestión».
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El cambio del sistema electoral desde el binominal a uno proporcional, con el correspondiente aumento de congresistas, es uno de las razones que impulsan la iniciativa, de acuerdo a los parlamentarios.
«En Chile ya es difícil gobernar, pero con los cambios al régimen político actual será más complejo aun», señaló Hernán Larraín.
«El próximo gobierno, sea cual sea, no tendrá mayoría parlamentaria. Se requiere un sistema que pueda dar gobernabilidad en un escenario donde los acuerdos van a requerirse. La estructura debe facilitar a que eso ocurra», añadió.
No es la primera vez que una reforma constitucional de este tipo suena fuerte en la historia reciente de nuestro país. Sin ir más lejos, en enero de 2012, Carlos Larraín e Ignacio Walker, en ese entonces presidentes de RN y la DC, respectivamente, acordaron un proyecto que distribuyera las actuales atribuciones presidenciales en un jefe de Gobierno o primer ministro. No obstante, la iniciativa nunca prosperó.
En esta oportunidad, aquel acuerdo entre oficialismo y oposición llega aún más lejos, y la transversalidad de la propuesta se extiende a casi todo el mapa político.