Stephen Jones dormía en una calle adyacente al Manchester Arena cuando la explosión lo despertó, mientras que Chris Parker mendigaba en la zona. Ambos se convirtieron en héroes de la tragedia tras ayudar a las víctimas en los primeros minutos después del atentado.
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«Eran niños, muchos niños llenos de sangre que gritaban y lloraban», explicó el martes a la cadena de televisión ITV, Stephen Jones, un hombre de rostro demacrado que vive en la calle desde hace más de un año.
«Tuvimos que retirar los clavos de los brazos, inclusive del rostro de una pequeña», agregó Jones.
«El hecho de que sea un ‘sin hogar’, no implica que no tenga corazón», afirmó. «Es puro instinto ir a ayudar», sentenció.
En tanto, Chris Parker contó a la agencia británica Press Association que la fuerza de la explosión lo tiró al suelo.
«Primero fui lanzado al suelo y después me levanté y en lugar de huir, mi instinto me empujó a correr e intentar ayudar», afirmó el hombre de 33 años al borde de las lágrimas.
Cuando llegó, el lugar estaba lleno de gente tirada en el suelo.
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«Vi una niña pequeña (…) ya no tenía piernas. La envolví con una camiseta y le pregunté: ‘¿Dónde esta tu mamá y tu papá?», contó Parker. La niña respondió que su papá estaba en el trabajo y que su madre estaba arriba, en el lugar donde fue el ataque.
«Murió en mis brazos»
Chris Parker suele transitar cerca de la sala de conciertos para pedir dinero a los transeúntes. Muy afectado, contó como intentó reconfortar a una mujer, que finalmente murió en sus brazos.
«Ella murió en mis brazos. Tenía unos 60 años y me dijo que había venido con su familia», explicó Parker.
«El suelo estaba lleno de pernos y tuercas. Algunas personas tenían agujeros en la espalda», describió. Parker contó que los recuerdos más vívidos son los gritos y el olor.
«Son los gritos lo que no consigo olvidar y también el olor (…) No quiero decir esto pero se sentía el olor de la carne chamuscada», recuerda Chris.
Jones contó que lo que vio le impide dormir, sobre todo los cuerpos sin vida de los niños en el suelo y las madres conmocionadas a su lado.
La más joven de las víctimas tenía ocho años.
El atentado suicida, reivindicado por el grupo Estado Islámico, que dejó 22 muertos y 59 heridos, se produjo en la noche del lunes a la salida de un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande.
El martes, las colectas en internet había reunido cerca de 9.400 libras (unos 12.182 dólares) para Stephen Jones y más de 10.000 libras (13.000 dólares) para Chris.
Michael Johns, que lanzó la iniciativa para Chris, sin conocerlo, explicó en el portal que es necesario ayudar «a una de las personas más vulnerables» de la sociedad, que mostró mucho «valor y altruismo».