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¿Hombres o simios? El descubrimiento que podría cambiar todo lo que sabemos sobre la historia de la humanidad

Los chimpancés son los primos vivos más cercanos de los seres humanos, con los que compartimos más del 95% de los genes.

La evolución divergente entre los simios y los humanos se habría producido antes de lo que se pensaba en el continente europeo y no en África, según un nuevo análisis de dos fósiles de homínidos con 7,2 millones de años de antigüedad encontrados en los Balcanes.

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El hallazgo, objeto de dos estudios publicados el lunes en la revista estadounidense PLoS One, apoya la teoría según la cual el linaje humano se separó del de los chimpancés en el este de la cuenca mediterránea, y no en el continente africano como se suele creer.

Los chimpancés son los primos vivos más cercanos de los seres humanos, con los que compartimos más del 95% de los genes.

Encontrar en la evolución el último ancestro común de las dos especies es la cuestión central y la más debatida en la paleoantropología.

Los científicos avanzaron hasta ahora la hipótesis de que ambos linajes divergieron en un período que se remonta a entre 5 y 7 millones de años y que el primer prehumano apareció en África.

Afp

Pero nuevos análisis con tecnologías sofisticadas de estos dos fósiles de homínidos Graecopithecus freybergi conocidos desde hace décadas -la parte inferior de una mandíbula encontrada en Grecia y un premolar superior desenterrado en Bulgaria- llevaron a los investigadores a concluir que pertenecen a una especie de homínidos prehumanos.

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Más antiguo

Recurriendo a la tomografía computarizada, una nueva técnica de imagen, el equipo internacional de investigación pudo visualizar las estructuras internas de los fósiles y demostró que las raíces de los premolares estaban parcialmente fusionadas.

«Mientras que en los simios las dos o tres raíces de los molares están claramente separadas o divergen, en el Graecopithecus convergen y están parcialmente fusionadas, una característica típica en los humanos modernos y antiguos y en varios homínidos prehumanos, incluyendo el Ardipithecus y el Australopithecus», explicó Madelaine Böhme, profesora del Centro Senckenberg de la evolución humana de la Universidad de Tubinga en Alemania, una de las principales autoras de esta investigación.

«Nos quedamos sorprendidos con estos resultados, pues los homínidos prehumanos conocidos hasta ahora habían sido encontrados solamente en el África subsahariana», señaló Jochen Fuss, un investigador de la Universidad de Tubinga, que participó en el estudio.

Además, el Graecopithecus es cientos de miles de años más antiguo, como el más antiguo de otros homínidos potencialmente pre-humanos descubierto en Chad, el Sahelanthropus, que data de 6 a 7 millones de años más.

Los investigadores fecharon los sedimentos de los sitios en Grecia y en Bulgaria, donde fueron encontrados los dos fósiles Graecopithecus, en 7,24 y 7,17 millones de años respectivamente.

«Esta datación nos permite situar la separación entre los humanos y los chimpancés en la región del Mediterráneo», señala David Begun, profesor de paleoantropología en la Universidad de Toronto, otro de los principales autores del trabajo.

Cambios del medio ambiente

Los científicos destacan además que la evolución de los homínidos prehumanos podría haber resultado de los cambios en el medio ambiente.

El equipo dirigido por la profesora Böhme también mostró que la formación del desierto del Sahara se remonta a más de siete millones de años.

«Estos datos indican por primera vez una extensión del Sahara hace 7,2 millones de años», dijeron los investigadores de la Universidad de Tubinga.

También determinaron que en esta misma época de formación del Sahara, un ecosistema de sabana emergió en Europa.

«Este ecosistema corresponde perfectamente con los fósiles de jirafas, de gacelas, de antílopes y de rinocerontes actualizados con los de Graecopithecus«, apuntaron los científicos.

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«La formación de un desierto en el norte de África existe hace más de 7 millones de años y la propagación de la sabana en el sur de Europa podría haber tenido un papel en la divergencia entre el linaje humano humano y el de los chimpancés», advierte Böhme.

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