El presidente de Brasil, Michel Temer, decidió sustituir al actual ministro de Justicia, Osmar Serraglio, por el titular de la cartera de Transparencia, Torquato Jardim, en medio de la crisis política que ha puesto contra las cuerdas al mandatario por sospechas de corrupción.
PUBLICIDAD
Serraglio, un abogado con casi dos décadas de vida parlamentaria y afiliado al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, fue designado como ministro de Justicia por el propio jefe de Estado en febrero pasado.
Según el diario brasileño O’Globo el cambio de gabinete se debe a que Serraglio «está en la mira de las investigaciones de la operación ‘Carne Fraca’ (Carne Débil)», que destapó en marzo una mafia de productores que sobornaba a fiscales sanitarios para vender carnes en mal estado o adulteradas.
Como ministro de Justicia, Torquato Jardim tendrá bajo su dirección a la Policía Federal, que junto con el Ministerio Público y el Supremo está al frente de las investigaciones anticorrupción.
Las primeras declaraciones del nuevo ministro
El nuevo ministro de Justicia afirmó en una entrevista publicada este lunes que la grave crisis que existe en el país «no es política» y que la naturaleza de las turbulencias es esencialmente económica.
«Lo que interesa, en primer lugar, es la economía. La crisis no es política, sino económica», aunque «la prensa la transformó en una crisis política, declaró Jardim a Folha de Sao Paulo, al que aseguró que la «sociedad» entre el Gobierno de Michel Temer y el Congreso está «intacta», pese a las sospechas que pesan sobre el mandatario.
Jardim, con cuatro décadas de experiencia en el ámbito jurídico, afirmó a Folha de Sao Paulo que una de sus misiones será mejorar la «interlocución» entre los poderes Ejecutivo y Judicial, pero con el debido respeto a la «autonomía» de ambas instituciones.
PUBLICIDAD
También agregó que es posible «evaluar» cambios en la dirección de la Policía Federal, brazo investigador de asuntos de corrupción y que depende directamente del Ministerio de Justicia.
«Escucharé la recomendación del presidente», declaró sobre esa posibilidad, aunque negó que cualquier movimiento que sea decidido pueda suponer un intento de obstaculizar el trabajo de la Policía Federal, que en los últimos años ha destapado monumentales tramas de corrupción que implicaban a decenas de políticos y empresarios.